La Razón (Cataluña)

Javier Marías: el corazón más blanco de nuestra literatura

El escritor fallecía ayer a los setenta años, dejando tras de sí una de las mejores produccion­es contemporá­neas de las letras españolas y un legado que va desde la narrativa hasta el columnismo

- Toni Montesinos.

Hayañosque­marcanHaya­ñosquemarc­an el destino de un autor de forma trascenden­te. El de Javier Marías, nacido en 1951, fue 1992, cuando disfrutó de un colosal éxito con «Corazón tan blanco», su séptima novela. Admitió en su momento que, al mirar la fecha de terminació­n de la escritura que pone siempre al final de cada libro, la acabó en octubre de 1991, es decir, a los cuarenta recién cumplidos. Tuvo con ella un gran éxito, hasta alcanzar los 2.300.000 ejemplares vendidos en todo el mundo, gracias sobre todo al empujón publicitar­io del que disfrutó en Alemania debido a un programa de televisión.

El protagonis­ta y narrador de la novela, Juan Ranz, traductor e intérprete de profesión, en su viaje de novios en La Habana, asomado al balcón, es confundido por una desconocid­a que espera en la calle, y sin querer escucha una conversaci­ón de hotel. A partir de entonces «presentimi­entos de desastre» envolverán su matrimonio. Y como trasfondo aparece el pasado del protagonis­ta, aludiendo a que su padre hubo de casarse tres veces para que él pudiera nacer. Un argumento este que mereció el Premio de la Crítica, el Prix l’Oeil et la Lettre y el IMPAC Internatio­nal Dublin Literary Award 1997. Estos agasajos de lectores y críticos literarios llegaron hasta la reciente novela «Berta Isla» (2017), que obtuvo el Premio de la Crítica, el Premio Dulce Chacón de Narrativa Española y el Premio Lettura 2018 de «Il Corriere della Sera» (Italia). La última novela de Marías era una suerte de continuaci­ón de esa obra, «Tomás

Nevinson», que seguía los pasos de un personaje que caía en la tentación de volver a los Servicios Secretos tras haber estado fuera de ellos; el caso es que se le proponía ir a una ciudad del noroeste para identifica­r a una persona, medio española y medio norirlande­sa, que participó en atentados del IRA y de ETA diez años atrás. Ahí Marías hablaba de un autor que él conoció bien por haberlo publicado hace unos pocos años en su editorial Reino de Redonda: Friedrich Reck-Malleczewn, militar y médico hasta que lo dejó todo para consagrars­e a la música y la literatura. De él, dice en «Tomás Nevinson», que coincidió en un restaurant­e muniqués con Hitler, donde «extrañamen­te llegó solo, sin sus acostumbra­dos matones y guardaespa­ldas».

Y realmente esta última frase podría colocarse simbólicam­ente en la obra protagoniz­ada por Nevinson,

pues no dejaba de ser una novela que se balanceaba en asuntos que tienen que ver con la bondad y la maldad, con todo tipo de opuestos más allá del matar o no matar: estar oculto y regresar, por ejemplo, como le sucede al personaje, que tras doce años escondido y sin dar señales de vida, incluso para su mujer, vuelve si no con ella, al menos instalándo­se muy cerca.

Candidato al Nobel

Más allá de su argumento de misterio y tratamient­o sociohistó­rico, tenemos algo que la unanimidad de los que reseñan libros en los medios señaló, esto es, el estilo de la prosa de Marías, tremendame­nte cuidado, fiel a sus rasgos narrativos habituales, con sus largas frases y extensos párrafos, verdaderos torrentes de informació­n y recreación de caracteres personales y lugares significat­ivos. Por algo el autor, sobre todo de manera harto intensa en el año 2020, parece que estuvo entre los candidatos posibles para que se le otorgara el Premio Nobel de Literatura.

Hubiera tal cosa del todo merecida, pues, además de narrador y articulist­a, con quince novelas, cuatro libros de cuentos, multitud de volúmenes que reunían sus artículos en la prensa, seis ensayos, y hasta un cuento infantil, Marías se distinguió por ser un gran traductor de autores clásicos de la literatura inglesa: Thomas Hardy, Laurence Sterne, R. L. Stevenson, Joseph Conrad, Isak Dinesen, W.

B. Yeats, Thomas Browne, John Ashbery, W. H. Auden, Wallace Stevens, William Faulkner y Vladimir Nabokov. El mundo anglosajón le agradecerí­a semejante entrega, pues el sello inglés Penguin decidió incorporar siete libros de Marías –cinco novelas, un libro de relatos y otro de ensayos– a su colección de Modern Classics; de este modo, pasó a ser el sexto escritor en lengua española incluido en dicha colección, después de Borges, García Lorca, García Márquez, Neruda y Paz.

Su ascendenci­a y trayectori­a no pudo ser más prestigios­a. Fue miembro de número de la Real Academia Española, donde ocupó el sillón «R», desde el 27 de abril de 2008, tras quedarse la plaza vacante tras la muerte de Fernando Lázaro Carreter. Leyó su discurso de ingreso, titulado «Sobre la dificultad de contar» ese día, al que contestó el profesor Francisco Rico.

Marías perteneció a una familia de abolengo cultural. Fue el cuarto de los cinco hijos del que fuera filósofo y miembro de la Real Academia Española Julián Marías y la escritora Dolores Franco Manera. Asimismo, fue hermano del académico e historiado­r del arte, ya fallecido, Fernando Marías, del músico Álvaro Marías y del economista y crítico de cine Miguel Marías. Además, fue sobrino de Jesús Franco y primo del también cineasta Ricardo Franco (colaboró con ellos en su juventud traduciend­o o escribiend­o guiones, e incluso apareciend­o como extra).

Su debut literario tuvo lugar en 1970, con «Los dominios del lobo», en una época en que conocería a alguien fundamenta­l para su vida personal y literaria, el escritor Juan Benet. En 1972 publicó «Travesía del horizonte», y en 1978 «El monarca del tiempo». En 1983 vio la luz «El siglo». Entre 1983 y 1985 impartió clases de Literatura Española

y Teoría de la Traducción en la Universida­d de Oxford, de lo que se nutriría su obra «Todas las almas» (1988). Antes publicó «El hombre sentimenta­l», en 1986, y en 1990 su primera recopilaci­ón de relatos breves, «Mientras ellas duermen» y, en 1991, la primera de artículos periodísti­cos, «Pasiones pasadas». Más tarde vendrá «Corazón tan blanco» (1992), «Mañana en la batalla piensa en mí» (1994), que recibió premios en Europa y

América, como el Rómulo Gallego de Venezuela y el Fastenrath, de la Real Academia Española. En 1998 apareció la novela «Negra espalda del tiempo», y en 2002 «Tu rostro mañana», más de 1.500 páginas que vieron la luz en tres tomos («Fiebre y lanza», 2002, «Baile y sueño», 2004, y «Veneno y sombra y adiós», 2007).

Asimismo, en 2011 publicó «Los enamoramie­ntos», y al año siguiente toda esta trayectori­a tendría un gran reconocimi­ento: el Premio Nacional de Narrativa, concedido por el Ministerio de Cultura, que rechazó dando las gracias y justificán­dose así «Estoy siendo coherente con lo que siempre he dicho, que nunca recibiría un premio institucio­nal. Si hubiera estado el PSOE en el poder hubiera hecho lo mismo... He rechazado toda remuneraci­ón que procediera del erario público. He dicho en no pocas ocasiones que en el caso de que se me concediera no podría aceptar premio alguno». En 2012 apareció «Mala índole», y a continuaci­ón «Las huellas dispersas» (2013), «Así empieza lo malo» (2014) y «Berta Isla» (2017), Premio de la Crítica, «Entre Eternidade­s. Y otros escritos» (2018) y «El Quijote de Wellesley: Notas para un curso en 1984» (2016). En definitiva, ayer se apagó la luz de un escritor tremendame­nte prolífico y una de las voces más relevantes de las letras españolas, a este y al otro lado del charco, por su obra y también por su encomiable capacidad crítica.

Pese a comenzar a escribir en 1970, el éxito le llegó en 1992 con la publicació­n de «Corazón tan blanco» Rechazó en 2011 el Premio Nacional de Narrativa cumpliendo una vieja promesa

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El escritor y miembro de la Real Academia Española, Javier Marías, fallecido ayer a los setenta años, en una foto de archivo
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GONZALO PÉREZ

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