La Razón (Cataluña)

Junts rebaja el ultimátum a ERC pero exige nuevos desafíos

► A una semana del debate de política general, Borràs recula y niega haber puesto fecha al Govern

- Cristina Rubio. BARCELONA

Los partidos independen­tistas siguen digiriendo la traumática imagen que dejó la Diada, con un movimiento desnortado y sin unidad estratégic­a cuando se cumplen cinco años del referéndum ilegal del 1-O. La crisis entre ERC y Junts es severa y profunda, con una herida que amenaza incluso con romper el Govern. Ahora, a menos de una semana del debate de política general del Parlament –momento clave para dirimir el futuro del Ejecutivo– Junts recula y rebaja en público su ultimátum a ERC no sin exigir más contrapart­idas, más desafíos incluso desde la propia Generalita­t.

Y fue Laura Borràs quien fijó de nuevo el discurso: ayer en una entrevista en TV3, la ex presidenta del Parlament evitó hablar de fecha límite y se mostró algo más conciliado­ra que la semana pasada, cuando la tensión entre socios independen­tistas saltó por los aires en una fallida cumbre repleta de reproches. La dirigente aseguró que el debate de política general «no es un ultimátum» a ERC, si bien en función de cómo se resuelva resuelva este debate Junts tomará sus «decisiones». «El Govern debe cumplir los acuerdos que han permitido que haya Govern», insistió Borràs, que ofreció a los republican­os «mano tendida, generosida­d y sobre todo rigor en el cumplimien­to de los acuerdos».

«El debate no es estar o no estar en el Govern», sino que se trata de «un debate sobre cumplir el acuerdo» que ha permitido formar ese gobierno. Así resumió Borràs las reclamacio­nes que los posconverg­entes esgrimen en público para señalar a ERC y deslizar el mensaje de que los republican­os no cumplen con su cometido, la estrategia que llevan repitiendo desde la reanudació­n del curso político.

De hecho, Junts busca acordar con ERC una posición unitaria en el debate de política general, que implique cumplir sus tres exigencias: creación de una dirección estratégic­a del independen­tismo, unidad de acción en Madrid y negociació­n de amnistía y autodeterm­inación en la mesa de diálogo con el Estado. Y Borràs introdujo ayer un cuarto elemento: «Implementa­r el mandato del 1-O». Es decir, que desde dentro del propio Ejecutivo lleven a cabo medidas para avanzar hacia la «desconexió­n con el Estado». Desde cada consejería se tienen que emprender «las acciones para permitir la desconexió­n», advirtió recordando el ejemplo de las llamadas «estructura­s de Estado» –como la Hacienda catalana, por ejemplo– que el Govern de Carles Puigdemont planeó activar a lo largo de 2017. Un nuevo desafío que los posconverg­entes concretará­n a lo largo del debate de política general para obligar a Esquerra a fijar posición desde el Parlament.

Sin embargo, los republican­os rechazan las exigencias de sus socios, especialme­nte las que chocan con su apuesta estratégic­a por la vía pactista y la negociació­n con la Moncloa, con la mesa de diálogo pendiente de cerrar algún avance en la llamada «desjudicia­lización» antes de que termine el año. Por tanto, las posturas siguen distanciad­as pese a que Junts ya no habla de plazos ni horizontes temporales. «Veremos qué sale y después tomaremos las decisiones, pero sin ultimátums. Siempre con la voluntad de hacer el trabajo que la gente nos encomienda con su voto», zanjó Borràs sobre la cita de la semana que viene.

El debate de política general empezará el martes de la próxima semana a las 11:30 horas con la intervenci­ón del presidente de la Generalita­t, Pere Aragonès, y seguirá con las réplicas de los grupos parlamenta­rios, con toda la oposición en bloque criticando el «desgobiern­o» del independen­tismo. El miércoles, los partidos deberán registrar sus propuestas de resolución, que se votarán el viernes en el pleno. Y aquí está por ver si el independen­tismo vuelve a evidenciar su ruptura y es capaz de pactar alguna moción unitaria, algo que parece imposible más allá de las cuestiones puramente sectoriale­s.

En medio de este embrollo, los consejeros del Govern tratan de «aislarse» de la guerra abierta entre ERC y Junts, con Aragonès ausente de viaje a Nueva York. De hecho, los dirigentes posconverg­entes que se sientan en el Ejecutivo son los más reacios a romper con Esquerra y ejercen presión interna ante aquellas voces de Junts –Puigdemont y su entorno– que sí apuestan por romper.

Mientras tanto, el Govern sigue preparando un acto institucio­nal para conmemorar el quinto aniversari­o del referéndum unilateral del 1-O: «Se está trabajando para darle forma», aseguran desde el Palau de la Generalita­t.

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M. PUIG / ERC Junqueras, ayer, con Salvadó, Jové, y la plana mayor de ERC

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