La muerte de una joven desata la ira en las calles de Irán
► Masha Amini, de 22 años, falleció tres días después de ser detenida por la Policía por llevar «inadecuadamente» el velo
Vehículos y contenedores ardiendo, jóvenes enfrentándose a la Policía y una rabia generalizada difícil de contener. Las calles de Teherán estallaron el lunes, cuando miles de manifestantes lanzaron proclamas contra el Gobierno iraní tras la muerte de la joven de 22 años Masha Amini, fallecida el pasado martes tras ser detenida en una comisaría. Su delito: no vestir «adecuadamente» el hiyab (pañuelo islámico).
La muerte de la joven ha desatado una ola de protestas espontáneas y masivas. Mujeres por todo Irán se filmaron cortándose el pelo y quemando sus pañuelos en lo que supone un claro desafío a las rígidas obligaciones del régimen. En el funeral de Amini, las presentes ondearon sus hiyabs al grito de «¡muerte al dictador!».
Para hacer cumplir las normativas religiosas, la policía de la moral patrulla las calles vigilando que toda mujer cumpla con los códigos de vestimenta establecidos. Según las autoridades, Amini no llevaba cubierto el pelo como corresponde, por lo que fue detenida y puesta bajo custodia policial. Tres días después de su detención falleció. Pese a que las autoridades declararon que murió por un ataque al corazón, previamente circularon por redes sociales imágenes de la joven en estado crítico tendida en la cama de un hospital.
La comisión de Derechos Humanos de la ONU reportó que la Policía de la moral iraní ha incrementado sus persecuciones y arrestos callejeros en los últimos meses. En agosto de 2021, el ultraconservador Ebrahim Raisi ganó las elecciones presidenciales. Desde su toma de posesión, han salido a la luz numerosos vídeos de agentes abofeteando a mujeres, golpeándolas con bastones y encerrándolas en furgones policiales. Pese a la rabia y desconfianza hacia las autoridades, el ministro del Interior, Ahmad Vahidi, siguió defendiendo la versión oficial. «Hasta ahora no hay pruebas de que las autoridades le hayan pegado, estamos siguiendo de cerca el asunto para ver si hubo algún golpe.
Técnicamente los policías de la moral no tienen herramientas para golpear», aseveró. No obstante, la censura no logró evitar la difusión de vídeos violentos que desmienten su argumento. Las protestas pretenden poner en jaque al régimen, a pesar de las duras consecuencias que pueden acarrear los disturbios o el incumplimiento de las reglas de vestimenta. La muerte de Amini ha tensionado nuevamente el país: las juventudes urbanas reclaman más libertades y una sociedad más laicista, frente a quienes defienden preservar la rigidez.
Nada al-Nashif, alta comisionada de derechos humanos de la ONU, exigió que la «trágica muerte de Masha Amini y las acusaciones de tortura y maltrato deben ser investigadas imparcialmente por una autoridad independiente». En el pasado, el régimen ha criticado las investigaciones de la ONU.
El padre de la joven, Amjad Amini, explicó que varios testigos le confirmaron que su hija fue arrastrada al interior de un vehículo policial. «Les pedí acceso a los vídeos de las cámaras del interior del coche, así como del patio de la comisaría, pero no me dieron respuesta», alegó. Cuando llegó al hospital, no le permitieron ver el cuerpo sin vida de Masha, pero dijo que vio magulladuras en sus pies.
En un intento de evitar una concentración masiva, el régimen pidió a la familia que celebrara el funeral por la noche, pero finalmente lograron mantener el plan original y enterrarla a las ocho de la mañana. La joven, perteneciente a la minoría kurda, fue finalmente enterrada el sábado en Saqez –región occidental cercana a la frontera con Irak–, donde la Policía acabó lanzando gases lacrimógenos a los asistentes y realizó múltiples arrestos.
Las protestas se extendieron a Teherán y otras ciudades el lunes. Un canal de televisión oficialista informó de la detención de 22 manifestantes en Rasht, al norte del país. En las imágenes difundidas, se captó la quema de banderas iraníes en la región del Kurdistán y en las calles de Teherán.