La Razón (Cataluña)

Brad Pitt, el escultor que nació de un divorcio

- Pedro Alberto Cruz

EstrellaEs­trella del cine, millonario, icono de la cultura contemporá­nea. ¿Qué más podría conseguir un actor como Brad Pitt? A tenor de los últimos acontecimi­entos, aquello que le faltaba era expresarse como artista plástico y, más concretame­nte, crear esculturas. Sí, como lo leen: Brad Pitt se ha convertido en escultor. Bajo el título de «We» («Nosotros»), se acaba de inaugurar una exposición colectiva en el Sara Hilden Art Museum de Tampere (Finlandia), en la que el protagonis­ta de «El club de la lucha» muestra por primera vez sus trabajos junto al cantante Nick Cave y el artista Thomas Houseago. Para esta exposición –que permanecer­á abierta hasta el próximo 15 de enero–, Pitt aporta nueve piezas, entre las que sobresalen un caballo de miniatura realizado con corteza de árbol; un bajorrelie­ve en el que se describe un tiroteo entre ocho figuras y una caja de bronce del tamaño de un ataúd, de cuya superficie emergen caras, pies y manos que parecen querer romperla. Aunque la noticia de esta nueva faceta de Brad Pitt no sea la calidad de las obras expuestas –con tan corta producción no se puede esperar gran cosa–, lo cierto es que no nos encontramo­s ante un mero entretenim­iento o «desahogo del alma» del millonario de turno, ya que se trata de trabajos resueltos con cierta solvencia técnica y un evidente contenido dramático. Resulta innegable que el universo visual de Brad Pitt se encuentra influido por el cine y su lenguaje, de manera que, tanto por la representa­ción del movimiento como por el elevado efectismo de las escenas, parece que nos encontramo­s ante el fragmento de un filme. La familiariz­ación de Pitt con el medio escultóric­o no es algo que se haya producido anteayer. De hecho, fue a raíz de su tormentoso divorcio con Angelina Jolie que comenzó a practicar la cerámica, a cuyo universo arrastró a su amigo Leonardo Di Caprio durante el rodaje de «Érase una vez en Hollywood».

Según ha reconocido Brad Pitt, la exploració­n del lenguaje escultóric­o nace, en su caso, de un proceso de autorrefle­xión, de lo que él ha dado en llamar «el inventario radical de uno mismo», es decir, la toma de conciencia brutal y honesta de todos aquellos a los que ha podido herir y las ocasiones en las que se ha equivocado. Pese a la repercusió­n mundial que tiene el hecho de que Brad Pitt exponga por vez primera sus creaciones escultóric­as, lo cierto es que no es, ni mucho menos, el primer actor que flirtea con las artes plásticas. Antes que él se han lanzado a la pintura o la escultura Johnny Depp, Pierce Brosnan, Viggo Mortensen, Billy Dee Williams, Antony Hopkins, David Arquette, Jim Carrey, Lucy Liu, James Franco, Jane Seymour, Macaulay Culkin y Sylvester Stallone, entre otros, quienes sobresalen como famosos de Hollywood que, por alguna u otra razón, han terminado por expresarse mediante medios y lenguajes diferentes al cinematogr­áfico. Quizá, cuando tu nombre se ha convertido en una marca global y la sobreexpos­ición del estrellato disminuye los instantes de intimidad, personalid­ades como Brad Pitt necesitan de «espacios de introspecc­ión» desde los que manifestar­se de una manera más íntima y personal sin los encorsetam­ientos de la gran pantalla.

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 ?? EFE ?? Arriba, el actor y ahora también escultor Brad Pitt; a la izda., el bajorrelie­ve que lleva su firma y que aparece en la exposición colectiva «Nosotros»
EFE Arriba, el actor y ahora también escultor Brad Pitt; a la izda., el bajorrelie­ve que lleva su firma y que aparece en la exposición colectiva «Nosotros»

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