La Razón (Cataluña)

La cautela de Bruselas contrasta con la euforia de los eurófobos

► La Comisión Europea espera una «cooperació­n constructi­va» con el futuro Gobierno italiano

- Mirentxu Arorqui. BRUSELAS

El pueblo italiano ha tomado una opción democrátic­a y soberana. La respetamos»

Emmanuel Macron

Presidente de Francia

«Estamos ansiosos por trabajar con Italia en nuestros objetivos compartido­s: apoyar una Ucrania libre»

Antony Blinken

Secretario de Estado de EE UU

Aunque la victoria Giorgia Meloni en Italia supone un balón de oxígeno para los partidos euroescépt­icos, las institucio­nes europeas han preferido la cautela y el espíritu constructi­vo en sus declaracio­nes públicas. Para el portavoz de la Comisión Europea, Eric Mamer, «ver estas elecciones como un juicio a Europa me parece una simplifica­ción extrema». Bruselas trabajará con el Gobierno que finalmente tome las riendas del país, independie­ntemente de los colores de la nueva coalición. «Esperamos tener una cooperació­n constructi­va con las nuevas autoridade­s italianas.

Pero permítanme recordar que por el momento esperamos a que Italia proceda a la nominación de Gobierno», aseguró ayer el mismo portavoz.

Bruselas guarda varios ases en la manga para intentar rebajar las previsible­s tensiones con el nuevo Ejecutivo, de modo que la sacudida no derive en cataclismo. Aunque la marcha de Mario Draghi hace temer que el nuevo Gobierno posponga las reformas acordadas con Bruselas, las institucio­nes comunitari­as tienen en su poder bloquear el desembolso de los fondos post pandemia Next Generation EU o, al menos, trocear la siguiente remesa de ayudas si Roma no hace los deberes. Además, la imponente deuda italiana aconseja no jugar con fuego, ante el peligro de desatar otra crisis de la prima de riesgo, en un contexto de subida de tipos de interés del Banco Central Europeo. Asimismo, un buen comportami­ento de Roma en este flanco también puede ayudar a poner en marcha una reforma de las normas fiscales europeas –el Pacto de Estabilida­d

y Crecimient­o– para que la senda de ajuste de deuda, tras las políticas expansivas de la pandemia, tenga en cuenta las peculiarid­ades de cada país, tal y como propugnan los socios del sur de la zona euro.

En las últimas semanas, la propia Meloni ha ido dulcifican­do su postura ante la grave crisis energética que sacude al país y el temor de que Italia se vea relegada del club comunitari­o en momentos especialme­nte oscuros. Si uno de los grandes temores tras la renuncia de Draghi era que el país transalpin­o –habitualme­nte pro Kremlin– dejara de apoyar la política de sanciones contra Rusia por la invasión de Ucrania, en las últimas semanas esa amenaza no se ha desvanecid­o, pero sí parece haberse aminorado. También será necesario analizar la labor que desempeñen el resto de los socios de la coalición. Sobre la Forza Italia de Silvio Berlusconi, que pertenece al Partido Popular Europeo, el grupo de la presidenta de la Comisión, Ursula von der Leyen. A pesar de estos signos apaciguado­res, es difícil saber la postura de Meloni sobre los expediente­s abiertos por parte de Bruselas a Hungría y Polonia por no respetar el Estado de derecho y que incluso, en el caso del primero, pueden derivar en la congelació­n de los fondos. Los Hermanos de Italia, el partido de Meloni, comparte muchas de las líneas maestras de las fuerzas que gobiernan en estos dos países. La semana pasada, Von der Leyen, recordó en un coloquio en la universida­d de Princeton (Estados Unidos) que la Unión Europea tiene «mecanismos» para hacer frente a una hipotética deriva autoritari­a en Italia, en referencia a los instrument­os que ya están siendo aplicados en el caso de Budapest y Varsovia. Unas palabras que levantaron polvareda en los últimos días de la campaña electoral y que ahora Bruselas prefiere olvidar.

El primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, se ha convertido en uno de los primeros líderes europeos en felicitar a Meloni, lo mismo que el Gobierno húngaro de Víktor Orban, cuyo uno de sus portavoces

«Bravo, Giorgia [Meloni]. Una victoria muy merecida. ¡Felicidade­s!»

Viktor Orban

Primer ministro de Hungría

«Cuánta superiorid­ad, arrogancia y desprecio por las reglas democrátic­as al criticar a Italia»

Andrzej Duda Presidente de Polonia

ha señalado compartir «un visión común en torno a los desafíos que afronta Europa en estos tiempo difíciles». En el hemiciclo europeo, Meloni pertenece al grupo de los Conservado­res y Reformista­s que acoge al partido de Ley y Justicia y a Vox, formación que también ha respondido con euforia la victoria de la líder italiana.

En Francia, tanto Marine le Pen como Eric Zemmour, conocidos por sus postulados eurófobos, han aprovechad­o la ocasión para felicitar a Meloni. La líder de Agrupación Nacional ha alabado a la futura primera ministra italiana por «haber resistido a las amenazas de una Unión Europea antidemocr­ática y arrogante al obtener este grado de victoria».

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El giro a la derecha de Italia acaparó ayer las portadas de las cabeceras italianas y extranjera­s. La vieja conexión de Meloni con el movimiento de Mussolini genera preocupaci­ón en algunas capitales
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