Carlos Saura viaja al corazón del arte público
NoNo pudo asistir a la puesta de largo de su documental en el Festival de San Sebastián por una caída, quizá signo de lo vertiginoso de una carrera todavía incombustible a los 90 años, pero Carlos Saura sigue en forma. El mítico director regresa con su cuarto trabajo estrenado en el último año, «Las paredes hablan», un acercamiento en primera persona al arte público, ese que ahora toma forma de grafitis y murales, pero al que podemos seguir la pista hasta las cuevas de Altamira. Y eso es, precisamente, lo que hace el responsable de «¡Ay, Carmela!» o «Cría Cuervos», entre otros tantos títulos míticos, de la mano de expertos en pintura rupestre como Roberto Ontañón Peredo Peredo o el paleontólogo Juan Luis Arsuaga. «En un principio, el documental iba a estar más centrado en esa parte, en la prehistórica. Pero cuando Saura llegó allí, vio que aquello tenía un potencial cinematográfico mayor. Se empezó a obsesionar, por así decirlo, con la pared como lienzo. Y conectó de inmediato esa idea con las vanguardias artísticas actuales, que se desarrollan principalmente en la calle», explica María del Puy Alvarado, productora del documental y artífice material del proyecto.
Junto a ella, el artista urbano Suso33, reflexiona sobre la experiencia del documental, en el que participa: «Ha sido muy interesante explorar esas conexiones, porque ambas formas de arte vienen de la necesidad humana de expresar emociones. Incluso con componentes políticos, a veces no demasiado correctos, como es en mi caso. Más que apropiarse de los lugares, se trata de establecer nuevas formas de comunicación con ellos», añade reflexivo. Así, «Las paredes hablan», que se estrenará primero en cines y luego en la televisión pública, es también un paseo por el Saura más crepuscular y un regreso al menos condescendiente, ese que mira al arte desde el prisma de un niño y las aptitudes de un polímata: «Seguir aprendiendo es lo que le hace levantarse cada mañana. Pinta, dibuja y escribe cada día. En casa tiene ‘‘Viejo con bastón’’, el grabado de Goya. Como queriendo decir que él es ese viejecito que nunca se cansa», confiesa sincera Ana Saura, hija de ese mismo director que ya ultima obra de teatro y serie sobre García Lorca.