Aragonès se refugia en una consulta pactada y tumba la vía unilateral
► Ignora a Junts, recupera la «vía canadiense» y propone una ley para presionar a Pedro Sánchez
Pere Aragonès ha viajado al pasado. El president de la Generalitat abrió ayer el debate de política general del Parlament con una hoja de ruta en la que recupera la llamada «vía canadiense», una fórmula que el soberanismo –con Podemos a la cabeza– ya sopesó en varias ocasiones a lo largo de los últimos años y que apuesta por acordar las condiciones para un referéndum de independencia con el Gobierno. En concreto, el republicano propone ahora un «Acuerdo de Claridad» que identifique «cuándo y cómo Cataluña puede volver a ejercer el derecho a decidir. Como han hecho Canadá y el Quebec».
Es decir, entierra de nuevo los planteamientos unilaterales y, en otro ejercicio de equilibrismo, se refugia en acordar las condiciones para la celebración de una hipotética consulta de independencia con el fin de ganar tiempo. La hoja de ruta es apostar por la vía negociada con la Moncloa, un foro que ayer volvió a blindar desde la tribuna del Parlament. Eso sí, el pacto que abraza ahora Aragonès busca presionar al Ejecutivo de Pedro Sánchez en la mesa de diálogo e implica renunciar a las exigencias Junts en plena amenaza por su ultimátum sobre su continuidad en la Generalitat: «Solo la legitimidad de un referéndum acordado puede sustituir el del 1 de Octubre», advirtió el president a sus socios sobre la consulta ilegal de la que se cumplen cinco años.
Un mensaje dirigido a marcar distancias con los posconvergentes y las facciones del independentismo más beligerantes que apuestan por un nuevo envite contra el Estado, una «segunda vuelta del procés». «No me cabe la menor duda de que ésta es la vía más rápida y más eficiente para volver a votar. Porque parte de los aprendizajes del otoño de 2017 y supera las dificultades que no nos permitieron ser independientes hace cinco años», resumió el republicano sobre la vía pactada.
Aragonès usa así la autodeterminación para llamar a un frente «amplio» y de «consenso» con una propuesta renovada que busca
sumar especialmente a los Comunes, la facción catalana que cobija a Podemos. De hecho, los morados, con Xavier Domènech al frente, ya defendieron una ley de claridad para acordar un referéndum pactado en 2017, una iniciativa expuesta incluso en la tribuna del Congreso. La vía canadiense también la esgrimió el republicano Roger Torrent, ex presidente del Parlament, en una conferencia en Madrid hace tres años.
Sin embargo, la propuesta que el president defendió ayer en una maratoniana sesión en el Parlament apenas incluye detalles y solo se concentra en el titular. Ni aparecen fechas, ni horizontes temporales, ni condiciones, ni concreciones. «[El Acuerdo de Claridad] es la vía para hacer un referéndum definitivo que permita traducir la decisión de la ciudadanía en consecuencias políticas» y el Govern impulsará «los mecanismos para facilitar la elaboración de la propuesta catalana de acuerdo de claridad contando con todo el mundo, recogiendo las aportaciones de los diferentes ámbitos de la sociedad» con «las opiniones y los puntos de vista de todo el mosaico de actores que configuran la sociedad catalana», se limitó a deslizar.
«Ha llegado el momento de volverlo a hacer. De hacer de nuevo una propuesta de país. Ha llegado la hora de superar la situación de bloqueo con una propuesta constructiva. En positivo, que busca construir consensos, que no va en contra de nadie, que quiere recoger las aportaciones de todas las partes de tal manera que todo el mundo se sienta incluido. Y que, indudablemente, suma complicidades a todos los niveles», abundó sin ahondar en los detalles de este nuevo «frente amplio». Tampoco se refirió a las vías que pretende explorar para presionar a Pedro Sánchez: una de ellas, la principal, pasa por promover una ley desde el Parlament para trasladarla al Congreso.
Tras anunciar su nueva hoja de ruta, los principales cuadros de Junts -Laura Borràs y Jordi Turully sus consejeros en el Govern -con el vicepresidente Puigneró a la cabezano cabezano aplaudieron las palabras del president de la Generalitat en una nueva imagen de la fractura independentista. Tampoco la CUP apoyó al republicano, con los antisistema instalados desde hace un año en la oposición.
So lo los Comunes abrazaron la propuesta de Aragonès y recordaron que en su último programa electoral ya incluían un borrador de una ley de claridad para acordar una consulta.
El PSC de Salvador Illa, por su parte, tumbó la vía canadiense – «No resuelve nada»– y se ofreció para pactar medidas económicas y sociales, entre ellas los presupuestos de la Generalitat para 2023. Eso sí, toda la oposición en bloque echó en cara a Aragonès las múltiples batallas independentistas –«el Govern es un juguete roto», resumió el líder socialista– y los enredos con Junts en plena crisis social y económica.
El president rehúye concretar plazos o fijar condiciones y el PSC rechaza la nueva hoja de ruta «Contará con los puntos de vista que configuran la sociedad catalana», se limitó a decir