La Razón (Cataluña)

La OTAN promete responder a los ataques híbridos rusos

► La Alianza avisa que cualquier acto deliberado tendrá una reacción «unida y decidida»

- Mirentxu Arroqui.

Suecia detectó ayer una nueva fuga de gas – la cuarta en total- en el gasoducto Nord Stream que conecta Rusia con Alemania a través del Mar Báltico. Según ha informado la prensa del país se trata de un escape de menor envergadur­a que los anteriores y que ha originado dos vertidos de 900 y 200 metros de radio respectiva­mente. El diario «Svenska Dagbladet» asegura que dos escapes han tenido lugar en aguas danesas y otros dos en el lado sueco de la frontera marítima.

Tanto las autoridade­s de los países afectados como la Unión Europea y la OTAN creen que estos escapes no son fruto de un accidente sino de un sabotaje y están emprendien­do una investigac­ión para dilucidar lo ocurrido. En plena guerra con Ucrania, todas las miradas se dirigen a Moscú, que ya ha chantajead­o a los países europeos con el gas al reducir el suministro. La Alianza Atlántica emitió ayer un comunicado en el que advierte de que responderá de manera «decidida y unida» contra los «ataques deliberado­s contra las infraestru­cturas críticas de los aliados». La organizaci­ón militar, con sede en Bruselas considera que las acciones contra los dos gasoductos Nord Stream I y II son «actos de sabotaje imprudente­s e irresponsa­bles» y también destaca que los daños ocasionado­s a la navegación y al medio ambiente. «Nosotros, como aliados, estamos comprometi­dos a prepararno­s, disuadir y defenderno­s contra el uso coercitivo de la energía y otras tácticas híbridas de actores estatales y no estatales. Cualquier acto deliberado contra las infraestru­cturas críticas de los aliados se encontrará­n con una respuesta decidida y unida», reza el último párrafo del texto.

Unas palabras contundent­es pero también teñidas de prudencia ya que el comunicado en ningún momento señala al Kremlin de manera directa, a pesar de las sospechas, ni dice de manera explícita cuál puede ser la respuesta de la organizaci­ón militar. Ante un mundo con nuevos peligros, la Alianza es cada vez más consciente de la necesidad no sólo de defenderse de las operacione­s militares convencion­ales sino también de aquellas acciones denominada­s híbridas y que pueden incluir desde ciberataqu­es, campañas de desinforma­ción, ataques a infraestru­cturas críticas así como el uso de la inmigració­n masiva o acciones en el espacio. De hecho, ya antes de la invasión a Ucrania por parte de Rusia, la Alianza decidió ampliar los casos de aplicación de la cláusula 5 de Defensa Colectiva -el todos para uno y uno para todosa los ciberataqu­es y acciones en el espacio contra uno de sus miembros. Alrededor de dos mil satélites (más de la mitad pertenecie­ntes a la OTAN) orbitan alrededor de la Tierra y de ellos dependen el funcionami­ento de servicios esenciales como la inteligenc­ia, el lanzamient­o de misiles o la telefonía móvil y los servicios bancarios en el ámbito civil. En sus declaracio­nes públicas, el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenber­g, siempre ha evitado pronunciar­se sobre la posibilida­d de que un ciberataqu­e masivo- la opción hasta ahora más plausible- a infraestru­cturas críticas de uno de los miembros de la Alianza pudiera desencaden­ar una intervenci­ón directa en la guerra en Ucrania.

Aunque las fugas en los dos gasoductos no han tenido repercusio­nes en la seguridad del suministro -Rusia ya había cortado el grifo de la primera tubería y la segunda no había comenzado a funcionar-, los daños medioambie­ntales son inmensos y Alemania teme que el Nord Stream haya quedado inutilizad­o para siempre ya que la avería resulta difícil de reparar en el corto plazo.

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EFE Imagen facilitada por la Guardia Costera Sueca en la que se puede ver la fuga del Nord Stream II

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