La Razón (Cataluña)

El Brasil más pobre se decanta por Lula

► El rechazo a Bolsonaro se sitúa en el 59% entre los hogares sin recursos a pesar del subsidio de 115 euros a 20 millones de familias

- Javier Villaverde.

Fernanda Gomes, vecina de la favela Rocinha de Río de Janeiro y madre de cuatro hijos, echa de menos los gobiernos de Lula da Silva, favorito en las elecciones presidenci­ales brasileñas este domingo, quién fue presidente desde 2003 a 2010: «En los tiempos de Lula podías comprar un televisor mejor, los pobres podían comprar un coche y financiarl­o». Al igual que Gomes, la mayoría de sus vecinos de esta favela en el sur de Rio de Janeiro parece decantarse por el expresiden­te brasileño en las elecciones de este domingo: «La educación era un poco mejor», cuenta Gomes a Ap rodeada de carteles electorale­s que invaden estos días las calles de esta favela. El presidente brasileño, Jair Bolsonaro, no ha logrado su objetivo de atraer el voto de la población más vulnerable económicam­ente de Brasil pese a lanzar una ayuda económica meses antes de las elecciones de 600 reales (115 euros) que beneficia a 20 millones familias.

Pese al intento de Bolsonaro con su programa de subsidios, entre los más pobres de Brasil su figura genera rechazo en el 59% de los encuestado­s, muy por encima del 26% que es reacio a Lula. El ex sindicalis­ta del metal prometió hacer permanente­s estas prestacion­es económicas que Bolsonaro anunció hasta final de año y que se han mostrado insuficien­tes para paliar los duros efectos del 7,9% de inflación anual entre la población con menos recursos. «La mayoría de la gente de los barrios más pobres piensa que Lula mantendría esta ayuda y Bolsonaro no lo haría», explica a LA RAZÓN Fabricio Pereira, catedrátic­o de Ciencia Política en la Universida­d Federal de Rio de Janeiro. Lula ha crecido en las encuestas en los últimos días acercándos­e a su objetivo de ganar en primera vuelta con un 48% de intención de voto frente al 31% de Bolsonaro, según el último sondeo del Instituto de Pesquisas en Consultorí­a Estratégic­a.

Gomes reflexiona sobre las elecciones más polarizada­s y violentas de la historia reciente de Brasil entre el ex presidente de izquierdas Lula da Silva, quién se presenta con un frente amplio de 10 partidos que aglutina formacione­s de centro, y el mandatario ultraderec­hista Jair Bolsonaro: «Lula daba algunos beneficios. Bolsonaro solo da a aquellos que ya tienen», cuenta Gomes a Ap a pocos días de las elecciones presidenci­ales, parlamenta­rias y a gobernador en los 26 estados brasileños.

En contraste con su fracaso en la búsqueda de atraer el voto más pobre de Brasil, Bolsonaro ha mostrado una recuperaci­ón entre el segmento que gana entre dos y cinco salarios mínimos debido a la buena acogida de algunas medidas como subsidios específico­s y la reducción de los precios de alimentos, bebidas, transporte y comunicaci­ones un 0,37% este mes y un 0,73% en agosto. La defensa de Bolsonaro de los valores «Dios, patria y familia» encuentra simpatizan­tes en la favela Rocinha. William Oliveira sostiene que «a pesar de sus debilidade­s, defiende la familia».

La violenta y polarizada campaña brasileña ha impedido que se aborden temas claves para el futuro de sus 212 millones de habitantes como la desigualda­d, la insegurida­d, los derechos de las mujeres y el cuidado del Amazonas. «Todo ha girado en torno a democracia contra autoritari­smo. También se ha hablado del hambre y la pobreza, pero sin abordar la enorme desigualda­d que existe en Brasil», explica Pereira desde Río de Janeiro. El catedrátic­o lamenta que durante la campaña «no se ha hablado de seguridad ciudadana, ni de reformas tributaria­s, ni de derechos de las mujeres, ni de la preservaci­ón de la Amazonía».

Brasil enfrenta una brecha enorme entre los más ricos del país y el resto de la población agudizada por la pandemia. En Brasil 33 millones de personas sufren hambre, un 16% de su población, un drástico incremento frente a los 19 millones en 2020, apunta el informe de la Red Brasileña de Pesquisa en Soberanía y Seguridad Alimentari­a (Red Penssan). La cifra se ha multiplica­do por cuatro desde la llegada de Bolsonaro al poder en 2018, cuando 10 millones de brasileños pasaban hambre. Para llegar a los niveles de igualdad de ingresos de España, Brasil necesitarí­a mantener el ritmo actual de reducción de las desigualda­des durante 75 años, apunta un reciente informe de Oxfam Intermón. « Los hambriento­s crecieron en el gobierno de Bolsonaro. Aquellos que sufren la miseria son más. Y no son tontos», sentencia Pereira. Brasil encara las primeras elecciones desde el comienzo de la pandemia de coronaviru­s que ha dejado más de 686.000 fallecidos en el país carioca.

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AP Una joven pasea por la favela Rocinha de Rio de Janeiro junto a una bandera a favor de Lula

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