Ulloa Donoso debuta con «Yo maté un perro en Rumanía»
► La escritora peruana presenta su primera novela, editada por Almadía
La escritora peruana Claudia Ulloa Donoso, que vive en Noruega desde hace veinte años, ha debutado en la novela con «Yo maté a un perro en Rumanía», una obra que se inspira tanto en su biografía como en noticias que salieron en la prensa y que ha concebido como una «road trip». La novela ha sido publicada por Almadía, una editorial mexicana que desembarcó en España en 2022 con la publicación de siete libros en su primer año.
Claudia Ulloa estudió Turismo en Perú y la maestría en Lengua española en la universidad noruega de Tromsø. Ha sido seleccionada para formar parte de diversas antologías como «Nuevo Cuento Latinoamericano», editada en Madrid por Julio Ortega, «Les bonnes nouvelles de l’Amérique latine. Anthologie de la nouvelle latino-américaine contemporaine» (Gallimard) y en 2017 fue incluida en la lista Bogotá 39 (los 39 mejores escritores de ficción de América Latina menores de 40 años)
La novela de Ulloa se sitúa en Noruega, donde una mujer latinoamericana que enseña el idioma local a inmigrantes se encuentra sumida en una depresión. Adicta a los calmantes y al alcohol, ha sido dada de baja laboral y encuentra pocos motivos para salir de casa, y su estado preocupa mucho a su amigo Mihail, un ex alumno de origen rumano que intentó mantenerla a flote. Mihail debe viajar a Rumanía y teme que lo peor ocurra en su ausencia, por lo que decide llevar consigo a su antigua profesora.
En la presentación de la obra en Barcelona, la autora peruana explicó que «la anónima protagonista de esta novela viaja a un país que le resulta completamente desconocido, y a su llegada a Rumanía, ve a su amigo transformarse en un hombre pragmático y malhumorado que intercambia dinero y documentos con individuos ariscos». Allí también «conoce a su familia, la mayoría sumida en la nostalgia por aquellos que han migrado en busca de un mejor sustento; viaja por pueblos sumidos en la penumbra o ciudades que añoran un pasado imperial hace tiempo perdido. En este viaje, la profesora no solo logra sortear la incomunicación en la que la sumerge una lengua completamente ajena, sino que «se confronta directamente con la muerte: con su presencia, la idea de su inminencia y, también, con las maneras que las personas de este mundo han encontrado para lidiar con ella». Sin embargo, no cree Ulloa que sea una novela necesariamente pesimista, pues «si uno habla de la muerte, inevitablemente está hablando de la vida».
La idea de la novela, confesó Ulloa, llegó en 2016 a partir de un viaje a Bucarest, adonde llegó también por coincidencia por un amigo rumano.