La Razón (Cataluña)

«Marilyn demostró que el sexo es como un helado, que no era peligroso»

El cineasta estrena en Netflix «Blonde», una revisión oscura de la biografía canónica sobre la estrella con una excepciona­l Ana de Armas como protagonis­ta

- Sergi Sánchez.

AndrewAndr­ew Dominik lleva catorce años con «Blonde» entre manos. Más que una película, es una patata caliente. Una larga posproducc­ión, con la intervenci­ón externa de una montadora que cortase metraje y puliese los aspectos más controvert­idos de la versión del cineasta australian­o –intervenci­ón que no ha evitado la temida calificaci­ón NC-17, la primera para un filme de Netflix– hizo disparar las alarmas. Cuando se celebró esta entrevista, en la Mostra veneciana, Dominik parecía ajeno al ruido ensordeced­or de las redes sociales, que, entre otras polémicas, habían mordido la yugular de Ana de Armas por culpa de su Marilyn con acento cubano.

«Chopper», «El asesinato de Jesse James por el cobarde Robert Ford» y ahora «Blonde». Su filmografí­a parece obcecada en desarticul­ar la idea de mito popular. ¿En qué sentido Marilyn Monroe explica un aspecto de la cultura de EE UU que no quiere ver de sí misma?

Marilyn es la Afrodita americaEn na. Y eso es extraño. Porque ella murió. E interesant­e: antes de Marilyn, cualquier mujer deseable, sexualizad­a, tenía que morir al final de la película. Como si tuviera que pagar por el deseo que provocaba. Marilyn demostró que el sexo era como un helado, no es peligroso, con esa voz de niña y esa actitud ingenua. América es un país extraño en lo que respecta a la sexualidad. Por eso Marilyn es una figura tan significat­iva. Por un lado, generó una mitología social y, por otro, una íntima. Al fin y al cabo, los mitos son historias que nos contamos a nosotros mismos en las que proyectamo­s nuestros deseos, pero también nuestros traumas.

La película funciona como un monumental álbum de fotos icónicas. ¿Qué buscaba en la reproducci­ón exacta de las imágenes más populares de la vida y de las películas de Marilyn?

Las imágenes se etiquetan desde la emoción, especialme­nte si

existe algo que no cuadra en ellas. Hay algo perturbado­r en recrear una imagen que aspira a ser una copia exacta pero no lo es. El caso es que hemos hecho una película sobre Marilyn sin Marilyn. Y el efecto es como de un «dejà vu» onírico que se convierte en una pesadilla. Es una película-sueño, sobre el inconscien­te, sobre lo irracional. Rodamos en el apartament­o donde vivió con su madre, y también en el piso donde murió. Era como si siguiéramo­s a su fantasma.

¿Su película «Blonde» existiría sin el #metoo?

Antes del #metoo, los ejecutivos de Hollywood solo percibían en «Blonde» lo desagradab­le de la historia. No veían que pudieran sacarle ningún beneficio a darle voz a una mujer que había sufrido como Marilyn. Ahora hay un mercado para eso.

A medida que avanza el metraje tiende a filmar a Norma Jean/ Marilyn sola en el encuadre…

La idea era alcanzar su interior. Es una película sobre la añoranza y también sobre la soledad. He intentado hacer un filme que sea como una pieza musical, que no esté tan interesado en la trama. Creo que, en general, las tramas son aburridas.

¿Qué retos le planteó adaptar una novela de hasta ochocienta­s páginas?

Lo importante era centrarse en la historia que Marilyn cree desde pequeña. Por un lado, ese padre que no conoce, y que siempre está a punto de volver, y que la amará como no hizo su madre. Por otro, la idea de que, al nacer, destruyó la vida de su madre. En esa encrucijad­a emocional, entre la búsqueda eterna de la figura paterna y la obsesión por tener un hijo, está el corazón del relato que explica la novela. Ella entiende su carrera como una manera de conseguir esas dos cosas, y se equivoca. Marilyn Monroe es la huérfana perdida que logra convertirs­e en la persona más visible del mundo. Y está obsesionad­a con esa visibilida­d para que la encuentren.

¿Cómo fue el proceso de trabajo con Ana de Armas?

Desmenuzam­os juntos el guion, pero, al margen de toda la investigac­ión previa, que fue ingente, el resultado parte de la imaginació­n de Ana. Muy al principio, había algo de barrera lingüístic­a, porque Ana hacía seis años que no hablaba inglés. Lo superamos muy rápido. No podría haber hecho la película sin ella. Ella puede hacerte sentir lo que la misma Ana siente en un minuto. Es una actriz de primera, algo que me ha pasado muy pocas veces. Y extraordin­aria.

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 ?? ?? De izquierda a derecha: Xavier Samuel (que da vida a Cass Chaplin), Ana de Armas (en la piel de Marilyn) y Evan Williams (quien interpreta a Eddy G). Juntos formaron un trío sexual y sentimenta­l de lo más agitado en la etapa iniciática de la actriz
De izquierda a derecha: Xavier Samuel (que da vida a Cass Chaplin), Ana de Armas (en la piel de Marilyn) y Evan Williams (quien interpreta a Eddy G). Juntos formaron un trío sexual y sentimenta­l de lo más agitado en la etapa iniciática de la actriz

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