El populismo tributario
«Las palabras de Montero resultaron muy poco serias en un momento en que anunciaba nuevos tipos tributarios»
NohaydudadequeestamosinmersosenunalargaNohaydudadequeestamosinmersosenunalarga e insufrible campaña electoral que no finalizará hasta las generales. No se trata de hacer política, sino partidismo. Es algo lamentable en un escenario tan grave provocado por los problemas estructuralesdelaeconomíaespañolayquesehanvistoagravados por las consecuencias demoledoras de la brutal invasión rusa de Ucrania. En estas circunstancias, cabía esperar que el gobierno hiciera un ejercicio de responsabilidad y eficacia con medidas destinadas a alcanzar un acuerdo de rentas, reducir los gastos innecesarios de la administración pública y buscar puntos de consenso con la oposición. Es evidente que no es posible, porque el PSOE es prisionero del radicalismo de su socio de gobierno, una formación comunista y antisistema, y sus aliados parlamentarios. Esto explica su giro hacia el populismo tributario. Me sorprendió que la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, descalificara a losexpertosquedefiendenposicionescontrariasalassuyastildándolos de chamanes o defensores de la curva de Laffer. Lo primero es muy poco respetuoso cuando afecta a catedráticos, inspectores de Hacienda o técnicos comerciales del Estado que cuentan con una sólida formación que les permite, como mínimo, plantear alternativas a las medidas intervencionistas del gobierno.
En sentido contrario, nunca calificaría de chamanes a los que se sienten cómodos defendiendo medidas populistas, como el impuesto a los grandes patrimonios o las subidas que afectan a las empresas o los sueldos altos. Las palabras de Montero resultaron muy poco serias en un momento en que anunciaba nuevos tipos tributarios y aumento de la presión fiscal. La referencia a la curva de Laffer es una muestra de impericia doctrinal, porque es un concepto teórico indefendible. No conozco a ningún académico que la defienda. Es una forma de descalificación inconsistente. Una cosa son las teorías económicas, algo que resulta muy seductor para algunos profesores, y otra es su plasmación práctica en entornos que siempre son complejos. Lo que sí es cierto es que España tiene un sistema tributario confuso, desordenado e ineficaz, que muestra la vocación intervencionista y confiscatoria, llena de ribetes populistas, de la izquierda y una parte de la derecha. En resumen, más presión fiscal y nuevos tipos impositivos, aumento del gasto electoralista y ausencia de medidas eficaces para hacer frente a la crisis.