La Razón (Cataluña)

De la épica a la ruptura y la desazón

► En cinco años, la situación ha cambiado radicalmen­te: la mayoría independen­tista es una entelequia

- Toni Bolaño. BARCELONA

ElEl 1 de octubre de 2017 fue para el independen­tismo un día épico. La simbiosis entre ciudadanos, entidades y partidos hizo posible que las urnas llegaran a los colegios y que se hiciera el referéndum. El Gobierno de España estaba en fuera de juego. Mariano Rajoy estaba convencido de que la consulta no se haría y el CNI estaba a por uvas. De hecho, en estos días hemos conocido que Europa no decidió mediar en el último minuto. Las cargas policiales no ayudaron. Se hicieron tarde y mal y la imagen internacio­nal se resintió. Si Europa hubiera intervenid­o, el fracaso independen­tista se hubiera convertido en éxito.

Cataluña se dividió entonces en dos mitades y la Generalita­t fue intervenid­a. Ciudadanos ganó las elecciones y el independen­tismo cerró filas con el Gobierno de Quim Torra, que intentó mantener la tensión porque tenía que abonar la idea del triunfo del 1-O y la frase recurrente «hacer cumplir el mandato de las urnas», sin tener en cuenta que la mitad de los catalanes no estaban representa­dos, que se lapidaron los derechos de los diputados no independen­tistas y que el independen­tismo empezaba a extraer conclusion­es diferentes. Por un lado, Puigdemont y Junts per Catalunya y por otro ERC, que llamaba a ampliar la base, a no repetir errores y a plantear un nuevo escenario. Los republican­os fueron los primeros en concluir que el 1-O fue un fracaso y una derrota en la que se engañó a los que de verdad pensaban que la independen­cia era cuestión de coser y cantar.

La presión judicial a los dirigentes del «procés» hizo el resto. Y los amagos de desobedien­cia de Torra fueron eso: un querer y no poder. Cayó Torra por una nimiedad y ERC le dejó caer. Nuevas elecciones. Ganó el PSC y el independen­tismo se hundió, pero se aferró a la «unidad» y a falsear los datos apelando a una inexistent­e mayoría del 52%. Ciudadanos desapareci­ó del mapa, sin pena ni gloria cabría añadir, y el PP se ha convertido en un partido residual. Vox entró con fuerza en el Parlament con más diputados que las dos formacione­s de la derecha españolist­a juntas. Para colmo de males para Junts per Catalunya, ERC obtuvo la presidenci­a y marcó la nueva hoja de ruta. Y lo peor, Junts sintió que su mansión, el Palau de la Generalita­t, estaba «okupada». En España, el PSOE llega a Moncloa y Pedro Sánchez pone en marcha la agenda de reencuentr­o que ERC acepta para bajar la tensión. La cúpula independen­tista es indultada en verano de 2021 y, ciertament­e, la tensión baja enteros en la sociedad catalana pero sube exponencia­lmente entre los independen­tistas. Junts no acepta la Mesa de Diálogo y Aragonès, sin demasiadas contemplac­iones, los deja fuera.

Cinco años después la situación ha cambiado radicalmen­te. Como se ha visto esta semana la mayoría independen­tista es una entelequia porque algunos siguen aferrados a la épica –no existe ni guerra ni crisis económica y tampoco existió la pandemia– y gobernar no es épico, más bien desgaste con sinsabores, sobre todo, cuando los recursos son escasos. La manifestac­ión de la Diada se convirtió en una manifestac­ión contra ERC. Una foto del president fue quemada. Algo nunca visto que marca un antes y un después.

Sin embargo, el independen­tismo no ha muerto. Tiene sensación de derrota, está herido, dividido y enfrentado, pero sigue vivo. La prueba del algodón es TV3. La televisión pública también ha cambiado pero se esfuerza en mantener viva la idea del «procés». Primero, para volver a la épica. Segundo, para agitar las manifestac­iones de hoy. «La Pirámide invisible», la historia del 1-O, la historia de la «gloriosa» movilizaci­ón fue una especie de Braveheart a la catalana para calentar la olla del aniversari­o histórico de un día histórico. Ahora le salen padres. Jordi Sánchez –Junts– y Marta Rovira – ERC– se arrogan ser los flamantes autores de la logística. Hoy Sánchez ya no es secretario general de

TV3 ha cambiado, pero se esfuerza por mantener la idea del «procés»: agita la manifestac­ión de hoy Artur Mas reconoce que el proyecto independen­tista va «a la baja» desde el año 2017

Junts y Marta Rovira mantiene su influencia desde Suiza, pero tampoco es lo que era.

Las cosas no pintaban bien pero lo sucedido esta semana será determinan­te. De momento, el Consell de la República ha convocado un acto en el Arco del Triunfo –parece una guasa– que cerrará en una alocución telemática su presidente, que no es otro que Carles Puigdemont. Segurament­e, su intervenci­ón no será del agrado de ERC. No solo por lo sucedido esta semana, que también, sino porque Puigdemont sigue agitando las aguas turbulenta­s del independen­tismo aunque cada día pinta menos. Sin embargo, la calle es suya. Sus partidario­s son los más agresivos con ERC pero, por primera vez en años, a los republican­os no les falla el pulso. Aragonès, y Junqueras saben que el liderazgo puede decantarse de su lado en las elecciones municipale­s, un campo de batalla hostil para Junts y más con sus divisiones internas. La prueba del algodón se produjo esta semana. Aragonès se reunió más de tres horas con Jordi Turull. Laura Borràs, la presidenta del partido, se personó en el Palau de la Generalita­t. Aragonès no la recibió. Solo le faltó decirles vuelva usted mañana.

Veremos que sucede cuando el acto sea presentado por Carme Forcadell, la presidenta del Parlament por aquel entonces y miembro de ERC. La ANC ha convocado un acto hora y media antes en la Plaza Sant Jaume para «visibiliza­r el alejamient­o de las institucio­nes catalanas» del «mandato del 1-O». La ANC pidió un nuevo referéndum para el año que viene para alcanzar la independen­cia de forma unilateral. No le hicieron ni caso. Ningún partido independen­tista se subió a ese tren que ha descarrila­do antes de salir dejando a la ANC, otrora epicentro de todo, en un artista secundario con escaso papel. Es curiosa la pretensión de la ANC de celebrar un nuevo referéndum cuando el lema de la manifestac­ión es «Defendamos el 1-O, ganemos la independen­cia». La pregunta sería para qué un nuevo referéndum si ya tenemos uno.

La incógnita de la jornada de hoy son los Comités de Defensa de la República, los CDR. En estos años han protagoniz­ado cortes de carreteras, manifestac­iones violentas y altercados varios. Su agenda, como es habitual, no se ha desvelado y todo es incertidum­bre. Los Mossos han montado operativos especiales. A la Policía catalana le pilla el aniversari­o en pleno enfrentami­ento entre los dos comisarios al frente del cuerpo. La CUP, por su parte, vaga como alma en pena. Con una escisión interna y con un nulo protagonis­mo está en horas bajas, pero sus activistas, menos que otros años, siguen siendo un grupo activo y organizado.

Dos expresiden­tes han definido la situación actual. José Montilla y Artur Mas. Montilla ha dicho que «a la gente se la engañó, solo hay que repasar la hemeroteca». Mas afirmó: «El proyecto soberanist­a desde 2017 va a la baja». No se puede decir tanto en tan pocas palabras. De los hechos, ejemplos sin fin. La ruptura, dicho de otra forma guerra por el liderazgo, se ha plasmado esta semana. Veremos cómo afecta la tensión en la manifestac­ión de hoy. Sin duda, una nueva protesta contra ERC que intentará capitaliza­r Junts, porque es lo único que le queda. Veremos, también, si la crisis no conlleva la autodestru­cción del partido de Puigdemont, que lleva en permanente reconstruc­ción desde que Convergènc­ia i Unió pasó a la papelera de la historia. En palabras de Salvador Illa, el líder del PSC, «el Govern está en tiempo de descuento».

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El 10 de octubre, Puigdemont dejó la independen­cia en suspenso y el 27, hizo la fallida DUI.
►2017 El 10 de octubre, Puigdemont dejó la independen­cia en suspenso y el 27, hizo la fallida DUI.
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El 1 de octubre, los independen­tistas repartiero­n urnas por los colegios de toda Cataluña.
►2017 El 1 de octubre, los independen­tistas repartiero­n urnas por los colegios de toda Cataluña.
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Durante 2019 se celebró el juicio del «procés» y el 14 de octubre se dictó la sentencia condenator­ia.
►2019 Durante 2019 se celebró el juicio del «procés» y el 14 de octubre se dictó la sentencia condenator­ia.
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Mientras los fugados permanecía­n en Bruselas, el 23 de junio salieron los presos de la cárcel gracias al indulto.
►2021 Mientras los fugados permanecía­n en Bruselas, el 23 de junio salieron los presos de la cárcel gracias al indulto.
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El expresiden­t huido Carles Puigdemont oficializó en Waterloo (Bélgica) en Consell per la República.
►2019 El expresiden­t huido Carles Puigdemont oficializó en Waterloo (Bélgica) en Consell per la República.

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