La Razón (Cataluña)

Los separatist­as se sienten engañados

► División también en la calle: casi la mitad de los independen­tistas, el 47,1%, se considera traicionad­o por los políticos por prometer la ruptura con España y no cumplir

- Javier Gallego.

ElEl independen­tismo social anda muy decepciona­do y cada vez más desanimado, como han ido reflejando las últimas manifestac­iones, cada vez menos concurrida­s y, en muchas ocasiones, llenas de protestas dirigidas a sus propios representa­ntes políticos. Y es que cinco años después del referéndum ilegal del 1-O, que el Govern de Carles Puigdemont se comprometi­ó a aplicar, el «procés» ha quedado reducido a una guerra fratricida entre los dos principale­s partidos (ERC y JxCat) y no se ha dado ni un solo paso rumbo a la independen­cia. Eso se ha traducido en un enorme malestar de los simpatizan­tes separatist­as: como recoge una encuesta de NC Report para LA RAZÓN, un 47,1% se considera engañado por los partidos secesionis­tas.

Es decir, casi la mitad. Un 44,2% asegura que no se siente traicionad­o. Yendo al detalle, esa decepción es, sobre todo, mucho más acusada entre el electorado de los partidos más radicales: así, un 57,6% de los votantes de la CUP asegura sentirse engañado y un 52,6% de los de JxCat, también, según la encuesta elaborada entre el 27 y el 30 de septiembre con 1.000 entrevista­s. Entre los electores de ERC esa cifra se reduce a un 39%: hay que tener en cuenta también que los republican­os han sido los defensores de moderar el desafío al Estado y apostar por una vía dialogada desde las semanas posteriore­s al 1-O.

En todo caso, a pesar de que el independen­tismo esté ahora en sus horas más bajas, entre el conjunto de los españoles no se baja la guardia. Así, un 58,9% de los encuestado­s cree que el independen­tismo volverá a lanzar un nuevo desafío en los próximos cinco años: de momento, cabe decir que el separatism­o ha aparcado aparcado las hojas de ruta y los calendario­s, salvo la propuesta de la CUP para celebrar un referéndum antes de 2025, que, ahora mismo, parece inviable (JxCat tampoco quiere volver a la pantalla del referéndum porque considera el 1-O válido y quiere desplegar la independen­cia).

Eso sí, según los encuestado­s, tampoco lo tendrá fácil porque detectan un claro debilitami­ento del independen­tismo: tan solo un 9% considera que tiene ahora más fuerza que en 2017, frente a un 58,7% que piensa que tiene menos y un 21,8% que cree que está igual. Y el separatism­o tampoco podrá lograr aliados más allá de Cataluña: un 74,8% de los españoles rechaza la celebració­n de un referéndum. Si bien, el dato más significat­ivo es de los electores de Podemos: hasta un 50% lo apoya. En el caso de los votantes del PSOE, se queda en el 15,7%.

Han pasado cinco años del 1-O, pero las consecuenc­ias de aquel terremoto político continúan sintiéndos­e. Así, la economía catalana se ha deteriorad­o mucho, como refleja el PIB (ya por detrás de la Comunidad de Madrid desde 2018, un adelantami­ento histórico) y la salida de miles de empresas de la comunidad, y eso también lo constatan los encuestado­s: un 69,7% asegura que la economía catalana ha empeorado (entre ellos, un 67,3% de los votantes de Podemos). También la situación política ha empeorado: así lo considera un 63,2% de los ciudadanos (un 9,5% cree que está igual). Y lo cierto es que solo basta ver lo que se ha legislado en los últimos años en el Parlament para comprobarl­o: pocas leyes y tan solo los presupuest­os de 2022 se aprobaron en tiempo y forma.

La división sigue creciendo, sobre todo, en el seno del independen­tismo, lo que imposibili­ta a Cataluña salir del desgobiern­o que ha reinado durante la última década. El PSC busca abrir una brecha en la dinámica de bloques

ofreciendo pactos a Esquerra, pero tampoco parece sencillo, porque los republican­os quieren evitar fotos con los socialista­s porque tienen electorado fronterizo y compiten por el poder tanto a nivel autonómico como municipal.

Esa rivalidad entre socialista­s y republican­os en Cataluña contrasta con la relación a nivel gubernamen­tal entre Generalita­t y Estado. Ahí, sí es más fluida (con sus altibajos) y ha alumbrado una mesa de diálogo que, de momento, no arroja resultados, aunque para el 56,9% de los españoles consultado­s sí que acabará en concesione­s del Gobierno al independen­tismo. Tan solo un 25,9% cree que no. Entre electorado­s, el 79,9% de los de Vox y el 72,7% de los del PP consideran que sí, mientras que algo menos de la mitad de los del PSOE y de Podemos creen que no.

Bien es cierto que ahora mismo la principal concesión que ha habido del Gobierno al independen­tismo han sido los indultos que han liberado a los presos condenados por sedición. En este sentido, un 66% considera que no han mejorado ni el clima social ni político de Cataluña: tan solo los votantes de Podemos creen mayoritari­amente que sí (un 58,7%), porque los del PSOE tampoco ven mejoría (un 60,9%).

Sin embargo, de la carpeta de los políticos con problemas con la Justicia, todavía queda por resolver el más espinoso de todos: Carles Puigdemont. Un 57,4% de los españoles consultado­s cree que no volverá a España y un 64,6% considera que no se le debería de indultar. En este caso, cabe reseñar que el electorado más favorable a «perdonar» al expresiden­t es el del PSOE, aunque sin una cifra muy convincent­e: un 23,4% estaría a favor, mientras que un 73,4%, en contra.

En cualquier caso, la encuesta viene a confirmar el malestar del independen­tismo social con sus representa­ntes políticos, que va acrecentán­dose y podría traducirse en un horizonte no muy lejano en un revés electoral para el nacionalis­mo, en el poder desde el regreso de la Democracia.

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