La Razón (Cataluña)

José Luis Díez-Garde. «Mi oficina es un plató de fotografía»

Presenta la marca OOTO, de la que se ha convertido en director creativo y en la que plasma su visión de la moda

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¿ CómoCómo se consigue ser un modelo de referencia cuando se ha pasado la barrera de los 40 años? El top Andrés Velencoso soplaba el pasado marzo las 44 velas y, a día de hoy, todavía puede presumir de estar en activo. Si bien pertenece a una generación posterior a la de las grandes top models, como fueron Naomi Campbell (que acaba de protagoniz­ar la campaña de H&M) o Natalia Vodianova (que ha hecho lo propio con la última colaboraci­ón de Zara con Narciso Rodríguez), el trío que formó junto a Jon Kortajaren­a y Oriol Elcacho conformó un equipo imbatible que marcó un antes y un después en la moda masculina. De hecho, son ellos los únicos que realmente pueden presumir de haber sido verdaderos referentes españoles sobre la pasarela. Desde hace un tiempo, el catalán vive retirado, aunque sin despegarse del todo, de la moda, centrándos­e más en proyectos vinculados con el cine y la televisión. Ha preferido cambiar la cámara de fotografía­s por la de vídeo, consciente de que todo en la vida tiene un principio y un final, aunque su relación con el universo de las tendencias parece que todavía no se ha agotado (y tiene pinta de que aún falta mucho para ello).

Un valor seguro

Tenerle sobre una pasarela asegura normalment­e ya no solo titulares, que también pueden estar motivados por las distintas parejas que ha tenido, sino una instantáne­a perfecta para una campaña, que viene a ser lo que toda marca busca. Consciente de que es un valor seguro, ahora Velencoso ha dado un paso más allá. Si hace unos años se involucró financiera­mente en el accionaria­do de la marca masculina The Brubaker, ahora coge el toro por los cuernos y acepta el cargo de director creativo del último lanzamient­o de Tendam, la compañía que anteriorme­nte conocíamos como Cortefiel.

OOTO es el acrónimo de Out of the Office (fuera de la oficina), la expresión con la que solemos dejar claro que no estamos trabajando. Ahora se convierte en el nombre de este proyecto que lidera Velencoso, y eso que lo suyo ha sido estar más fuera que dentro del despacho. Con un perfil cien por cien eco, algo a lo que el propio modelo ha dado mucha importanci­a consciente del nuevo rumbo que está teniendo ya no solo la moda, sino también los nuevos clientes, y con la intención de conquistar­nos con un estilo desenfadad­o, el también actor intenta transmitir en la firma todo lo que él mismo ha aprendido de los más grandes.

De él dijo el diseñador Jean Paul Gaultier que era la encarnació­n del hombre del siglo XXI, así que, con esas credencial­es, está claro que cualquier paso que dé Andrés Velencoso en la moda tiene que ser seguido con atención.

¿Crear su propia marca de moda es como si un actor se pusiera detrás de la cámara?

(Risas) No exactament­e, la marca no la creo yo. Yo soy el director creativo, la marca la ha creado el grupo Tendam, que son los que saben de moda, de comportami­ento de mercado, de la parte más técnica. Yo he aportado la parte creativa, mis ideas, la paleta de color, insistiend­o mucho en crear prendas versátiles para un hombre disfrutón, decidido, consciente y, sobre todo, preocupado por el planeta.

¿Y qué reto ha supuesto para usted?

Ha supuesto una inmersión en un

Lo que he aprendido es que cada uno debe adaptar la moda a sí mismo, hacerla suya» «Yo estaba al otro lado, luciendo la ropa, pero idearlas ahora ha sido un proceso enriqueced­or»

mundo que me ha apasionado. Yo estaba al otro lado, luciendo las prendas, pero idearlas ha sido un proceso realmente enriqueced­or y aún sigo aprendiend­o mucho. El reto que creo que hemos conseguido es que la totalidad de las prendas tengan propiedade­s sostenible­s.

Lo hace de la mano de Cortefiel, ¿mejor ir sobre seguro? ¿Qué aporta cada uno?

Totalmente, había trabajado ya con Cortefiel hace algunos años y es una garantía de trabajo bien hecho. Yo aporto la parte creativa, cómo debe ser el fit, qué paleta quiero, los tejidos, etc... y el equipo lo hace realidad porque son expertos en este terreno.

La marca se llama OOTO: Out of the Office. ¿Ha pisado mucho una oficina? ¿Tiene prendas para el teletrabaj­o?

A mi manera, sí, mi oficina es un estudio de fotografía, un plató, eso es lo que yo considero «mi oficina». Hay prendas que pueden funcionar para el teletrabaj­o sin duda, algunos joggers, camisetas, sudaderas, prendas de punto relajadas.

Si alguien se ha puesto ropa en esta vida, ese es usted. ¿Qué ha aprendido de la moda en su carrera como modelo?

He aprendido que cada uno debe adaptar la moda a sí mismo, hacerla suya.

Y a la hora de inspirarse... ¿de dónde le salen las ideas?

De aquello que a mí me gustaría tener, ropas que puedan servirme para ir a una reunión, después quedar con un amigo y acabar en una cena. Por eso la mayor parte de la colección es casual sin olvidar algunas prendas más elevadas como una biker de cuero, alguna parka técnica, muy ligera, o botines de piel.

Su propuesta tiene una base cien por cien sostenible, ¿somos plenamente consciente­s de que ese es el presente?

Desde luego, ese debe ser el presente y el futuro.

¿Echa de menos el intenso ritmo de trabajo que tenía hace unos años?

No, cada etapa tiene su encanto y sus ritmos. No me desvinculo de la moda, y menos ahora como director creativo de OOTO.

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CORTESÍA

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