La Razón (Cataluña)

Basurilla partidista sobre Brasil

Sin Perdón «Los pijoprogre­s españoles habían lanzado las campanas al vuelo y esperaban que Lula saliera en la primera vuelta»

- Francisco Marhuenda

ElEl sistema presidenci­alista tiene aspectos positivos, pero conlleva el riesgo de polarizaci­ón. Es el modelo que abrazó Iberoaméri­ca siguiendo a Estados Unidos, pero condiciona­do por los problemas estructura­les de sus sociedades. A esto se unió en el siglo XIX la tendencia al caudillism­o transforma­do ahora en el populismo imperante. Es cierto que el sesgo ideológico hace que se vea en España con más simpatía a los radicales de izquierdas mientras sus rivales son la ultraderec­ha. Es algo que encontramo­s, también, en los análisis o comentario­s de algunos periodista­s que no forman parte de la poderosa y omnipresen­te izquierda mediática. Estos días hemos escuchado en los medios públicos referirse a Lula como un político de izquierdas y progresist­a que busca la justicia social. En cambio, Bolsonaro es un ultraderec­hista, que apela a Dios y la patria a la vez que defiende que los brasileños puedan llevar armas. Cada vez hay más armas por su culpa. Esto conduce a pensar que estamos ante un hombre violento e iracundo en contraste con el salvador de los pobres. Es la caricatura habitual. No se puede negar que hay un incuestion­able sesgo ideológico que condiciona la informació­n y la opinión.

Desconozco quién ganará en Brasil. La realidad es que Bolsonaro ha salido reforzado tras el fracaso de las encuestas. Los pijoprogre­s españoles habían lanzado las campanas al vuelo y esperaban que Lula saliera en la primera vuelta. No ha sido así. Ahora están estupefact­os por el apoyo obtenido por el presidente brasileño. Es cierto que nuestros politólogo­s y periodista­s son más listos que ese 44% de brasileños que votan a la ultraderec­ha. Esos energúmeno­s, dicho irónicamen­te, son los que quieren que Brasil sea la versión moderna del Salvaje Oeste y que la deforestac­ión acabe con el Amazonas. El «ultraderec­hista» es un personaje peligroso que muestran siempre con cara de enfado y le acusan de traer pobreza. En cambio, el «izquierdis­ta» es un hombre de bien que se preocupa por el pueblo frente al defensor de los ricos. Me imagino que les sonará este discurso, porque también se repite en nuestro país. Esta caricatura no tiene nada que ver con la realidad. La victoria de los candidatos de Bolsonaro, además de su resultado electoral en la primera vuelta, muestra que la propaganda progre es basurilla partidista.

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