Ya no es ciencia-ficción
HemosHemos tenido ocasión de comentar en diversos Trípodes la misión DART de la NASA, la Agencia Espacial norteamericana, destinada a experimentar las posibilidades de hacer frente a la amenaza de un objeto celeste que se encuentre en rumbo de impacto con nuestro planeta. Ese riesgo, que ha formado parte hasta fechas no lejanas del género de ciencia-ficción, hoy ya es una total realidad, hasta el punto de que la Agencia estadounidense dispone de una sección dedicada específicamente a la Defensa y Protección Planetaria.
Esta Misión en concreto tiene por objeto comprobar esa posibilidad de defensa, experimentando con la colisión provocada de una sonda de unos 600 kg de masa proyectada a una velocidad de más de 20.000 km/hora sobre un asteroide identificado como Dimorphos, de una masa muy superior y que orbita en torno a otro objeto celeste denominado Didymo. El experimento pretende conocer el desvío conseguido en la órbita de Dimorpho a consecuencia del impacto, cuya energía cinética, equivalente al producto de esa masa por el cuadrado de su velocidad, es considerable. Según informan los científicos portavoces de la NASA, el resultado ha sido un éxito en la medida que se habría conseguido una reducción de 32 minutos en el tiempo de duración de la órbita completa sobre su pareja, estimada en casi 12 horas. Podrá parecer un desvío muy limitado, pero debe tenerse en cuenta que la distancia a la Tierra del asteroide Dimorpho es superior a 11 millones de km.
Para una mejor comprensión del experimento, cabe decir también que la pareja de asteroide es de un diámetro de 160 metros el satélite y 780 metros el cuerpo central Dydimo, siendo así que en el anillo de asteroides que existe entre Marte y Júpiter hay miles de dimensiones superiores a decenas de kilómetros. Precisamente uno de ellos se considera que ocasionó el impacto que hace más de 60 millones de años produjo la catástrofe planetaria que significó la extinción de los dinosaurios que poblaban la Tierra.
La NASA ha destinado más de 300 millones de dólares a esta Misión, entre otras razones porque conoce la existencia de la «Misión Io-Eros» que no es suya, sino que tiene otro origen y su objeto es prevenir a la humanidad del impacto con la Tierra del asteroide N-433 denominado Eros. Su tamaño, de 33 km de largo por 18 km de ancho, le convierte en una amenaza de dimensiones apocalípticas, caso de producirse esa colisión. Lo apocalíptico remite a lo sobrenatural, efectivamente. Y tampoco es cienciaficción, por cierto.