Concurso de méritos... y deméritos en Valencia
Román perdió la puerta grande por dejar lucir a su segundo en el caballo de picar
VALENCIA. Concurso de ganaderías.
Román, de botella y oro, entera, aviso (oreja); entera, aviso, tres descabellos, aviso (ovación).
Álvaro Lorenzo, de tabaco y oro, dos pinchazos, casi entera, (silencio); el quinto tuvo que ser apuntillado sin entrar a matar, (división de opiniones).
Isaac Fonseca, de grana y oro, pinchazo, aviso, casi entera (ovación); pinchazo y entera caída (ovación).
Abrió plaza «Planeador», de Torrealta, aplaudido de salida por su aparatosa cabeza. Permitió a Román lucirse con el capote. Embistió al peto desde el centro de la plaza en el tercer envite. Bien Chocolate, sin excederse. En el último tercio Román también le citó de lejos y el animal respondió, yendo pronto, con rectitud y fijeza. Le fue bajando la mano progresivamente y nunca hubo dudas ni renuncios. Solo cuando, en algún momento, falló el temple protestó. Remató con una eficaz estocada y una bonita fotografía sentado en el estribo mientras el toro, buen toro, doblaba.
Álvaro Lorenzo se las vio en su primer turno con «Pianero», de Alcurrucén, ovacionando al hacerse presente y que se quedó corto en la capa. Le cuesta ir al caballo, espera en banderillas y llega aplomado a la muleta.
De Adolfo Martín fue «Mulillero». Humilla bravo en el capote de Fonseca, entrando al paso al peto. Gazapón y pegajoso en el tercio de muerte, poco a poco fue templando sus embestidas en una faenaa más del mejicano.
De Pedraza de Yeltes, «Sombrerero» largo, remató en tablas. Empujó con ganas en el primer puyazo, durmiéndose bajo el estribo de El Puchano, evidenciando bravura y pujanza que Román dejó ver y lucir. Virtud que le costó la puerta grande, ya que el toro terminó acusando tanta pelea.
«Altivo», de La Palmosilla, fue el segundo de Lorenzo y se le licenció con dos puyazos al dar una voltereta a la salida del segundo. Un accidente que condicionó totalmente su lidia posterior, derrumbándose mediada la faena.
Cerró el festejo un toro de Joselito, «Lodazal», de amplia arboladura que romaneó en un larguísimo primer puyazo. Fonseca se decantó por efectismos y torear de cara al tendido.