Marruecos asegura a la ONU no tener «fronteras terrestres» con España
► Un alto cargo de Exteriores corrige la afirmación tras trascender la carta marroquí pero sin citar Ceuta y Melilla
«Marruecos no cuenta con fronteras terrestres con España». La tajante afirmación es del Gobierno marroquí en una carta remitida al Consejo de Derechos Humanos de Naciones Unidas en respuesta al requerimiento del organismo por el «uso excesivo y letal de la fuerza» por parte de las fuerzas de seguridad del país magrebí durante el asalto a la valla de Melilla del pasado 24 de junio.
Transcurridos seis meses y una semana desde que las dos administraciones firmaran la Declaración conjunta para «la nueva etapa en el partenariado» entre España y Marruecos y tres semanas después de que los ministros de Exteriores anunciaran la apertura el próximo enero de sendas aduanas comerciales en Ceuta y Melilla, el Gobierno de Marruecos ha dejado clara su posición sobre la españolidad y soberanía de las dos ciudades autónomas.
En la misiva, el Ejecutivo marroquí afirma con nitidez «de nuevo» que es «inexacto» referirse a la «línea de separación entre Marruecos y Melilla» como «frontera hispanomarroquí», en alusión al escrito remitido a Rabat en julio por varios relatores de Naciones Unidas, puesto que «el Reino de Marruecos no cuenta con fronteras terrestres con España» y «Melilla sigue siendo un presidio ocupado» [una expresión habitual en medios oficialistas para referirse a las dos ciudades autónomas españolas]. Por este motivo, zanja la carta del Gobierno de Marruecos, «no se puede hablar de fronteras, sino de simples puntos de paso».
Con todo, horas después de trascender la misiva del Gobierno marroquí al Alto Comisionado de Derechos Humanos de Naciones Unidas, un alto cargo de Exteriores marroquí enmendó aparentemente el contenido de la carta al afirmar a la agencia Efe que entre los dos países también hay «fronteras terrestres», aunque evitando hacer mención a Ceuta y Melilla.
El alto cargo del Ministerio de Exteriores marroquí se ha referido a la Declaración conjunta del pasado 7 de abril para afirmar que «la plena normalización de la circulación de personas y de mercancías se restablecerá de manera ordenada, incluyendo los dispositivos apropiados de control aduanero y de personas a nivel de fronteras terrestres y marítimas». Sin embargo, el anónimo representante marroquí lo ha hecho de manera inexacta, puesto que el punto tercero de la hoja de ruta pactada entre los dos Gobiernos en presencia de Pedro Sánchez y el rey Mohamed VI evitaba la referencia a las «fronteras» y se limitaba a anticipar la «normalización» de «los dispositivos apropiados de control aduanero y de personas a nivel terrestre y marítimo».
Lo cierto es que la confusión terminológica envuelve en los últimos meses las intervenciones públicas de los representantes de la diplomacia marroquí en relación a las dos ciudades autónomas y sus fronteras. Cuando el pasado 21 de septiembre el ministro de Exteriores José Manuel Albares anunciaba la próxima apertura de las aduanas comerciales de Ceuta y Melilla desde Nueva York, junto a él, el jefe de la diplomacia del país magrebí, Nasser Bourita, saludaba la «normalización del paso de mercancías y personas por los pasos terrestres y marítimos». No casualmente, el ministro marroquí de Exteriores evitaba la palabra «frontera».
Antes, a comienzos de junio, el director general de Aduanas de Marruecos, Nabyl Lakhdar, descartaba la posibilidad de abrir aduanas comerciales en Ceuta y Melilla en una entrevista al semanario marroquí TelQuel esgrimiendo la falta de espacio físico para sendas infraestructuras: «Ni las condiciones geográficas lo permiten. Los pasos de Ceuta y Melilla son solo pequeños pasillos. El control aduanero exige mucho más que eso».
Horas después de trascender el contenido de la entrevista y dado el revuelo provocado, el funcionario marroquí daba marcha atrás para admitir la posibilidad. «Cuando los dos ministerios se pongan de acuerdo sobre los aspectos relacionados con Ceuta y Melilla, nosotros los aplicamos», aseguraba a Efe. Pero en ningún momento el director de Aduanas marroquí empleaba la palabra «frontera».
El buen estado en que se encuentran las relaciones bilaterales tras el apoyo de España a Marruecos en el Sáhara no ha impedido que el Gobierno marroquí siga evitando reconocer las fronteras de Ceuta y Melilla y califique a la segunda de «presidio ocupado». Tampoco lo ha impedido que en la declaración firmada por ambas administraciones en Rabat el pasado 7 de abril constara explícitamente que los «temas de interés común serán tratados con espíritu de confianza, a través de la concertación, sin recurrir a actos unilaterales o hechos consumados». Ni que hace apenas diez días el ministro de Exteriores marroquí confirmara junto a su homólogo José Manuel Albares la apertura –prevista para enero– de sendas aduanas comerciales en las fronteras de Ceuta y Melilla.