La Razón (Cataluña)

Los límites a la pesca de la UE enfrentan a industria y ecologista­s

► El sector pesquero afirma que las prohibicio­nes a la pesca de fondo en 87 zonas del Atlántico ponen en riesgo la superviven­cia de la flota de algunos puertos españoles o la campaña navideña de merluza o cigala

- Eva M. Rull.

Merluza, cigalas o gamba son algunas de las especies de pescado que reinan en las mesas de Navidad y que este año están comprometi­das. Así lo afirma el sector pesquero que se ha puesto en pie de guerra ante el veto a la pesca de fondo en el Atlántico Nororienta­l que acaba de aprobar la Comisión Europea. El objetivo de esta aprobación es la de proteger ecosistema­s marinos vulnerable­s. Una medida que afecta a 87 zonas sensibles ya cualquier arte de fondo a partir de los 400 metros de profundida­d .« Estos ecosistema­s marinos son especialme­nte vulnerable­s a la pesca, primero por el tipo de especies que hay: corales, esponjas y peces que tienen unas caracterís­ticas comunes. Crecen muy lentamente y alcanzan la madurez sexual tarde. Por poner un ejemplo, el reloj anaranjado( que no se puede pescar desde hace años por el mal estado de conservaci­ón de sus poblacione­s) no se reproduce hasta los 35 años. La tercera caracterís­tica común a estas especies es que su muy limitada », explica Javier Ló pez, director del a campaña de Pesca en Europa de la organizaci­ón conservaci­onista O cea na. Entre las especies afecta das por el nuevo veto, están las ya mencionada­s merluza y gambas, pero también el rape, el rodaballo o el besugo. Especies que «se pueden encontrar entre los 60 y los 800 metros», matiza el técnico.

Lo cierto es que lo sucedido este meses el último acto de una historia que comenzó en 2016. Ese año, la Comisión aprobó un reglamento en el que prohibía la pesca de fondo a partir de los 800 metros de profundida­d en aguas del Atlántico. Además, pedía a los Estados miembros informes que establecie­ran zonas vulnerable­s entre 400 y 800 metros. Esta franja de profundida­d y detalles como las extensione­s de las zonas protegidas son algunos de los detalles del reglamento aprobado el pasado 9 de octubre que enfrentan a pescadores y organizaci­ones con ser vacio ni st as .« España hizo los deberes y presentó unos informes científico­s que no se han tenido en cuenta a pesar de que tiene más calidad que los que se han usado para esta aprobación. La Comisión ha actuado de forma repentina debido a las presiones ecologista­s», afirma Javier Garat, secretario de la Confederac­ión Española de Pesca (Ce pesca ). Sin embargo, para O ce anal a decisión llega con años de retraso: «Los cierres están siendo bastante polémicos y para nosotros es un poco sorprenden­te, porque ya en 2016 el reglamento decía que se estudiaría­n los ecosistema­s vulnerable­s de entre 400 y 800 metros y aquellas zonas que fueran probableme­nte vulnerable­s. Es imposible mapear todo el fondo marino, pero es fácil deducir dónde hay ecosistema­s vulnerable­s entre otras cosas por la morfología del terreno. Una de las quejas del sector pesquero es que las zonas de amortiguam­iento son demasiado grandes. Nosotros pensamos que se ha impuesto un enfoque de precaución. Además, la decisión llega con cuatro años de retraso, porque ya en 2016 se decía que la Comisión debía actuar con

forme en 2018 respecto a estas áreas. El sector y el ministerio ya sabían que esta prohibició­n llegaría», dice el técnico de Oceana.

Flota española

Los países a los que más afecta la nueva normativa son Portugal, Francia, Irlanda y España. En concreto en España «las zonas más perjudicad­as son el golfo de Cádiz, las aguas de Portugal, el Cantábrico en gran parte de la cornisa y la zona del gran sol entre Irlanda y Suecia», explican desde Cepesca. Según cálculos de UGT este veto podría tener consecuenc­ias para unas 2.500 familias y suponer unas pérdidas valoradas en 816 millones de euros.

El reglamento de gestión de la pesca de fondo en estas aguas del Atlántico se inició en 2016

El 75% de la merluza de pincho se pesca utilizando la técnica de palangre en la que se usa anzuelo

«Algunas de las flotas más afectadas serán las de Burela o Celeiro en Lugo y algunos puertos de la zona de Vigo», continúa Garat.

Una de los motivos que han llevado al sector pesquero a la protesta es que «no se diferencia entre artes de pesca de fondo. El impacto no es igual en el arrastre –técnica que consiste en lanzar una red que va barriendo el fondo marino y atrapan do todo lo que está en él –, que en el palangre–forma de pescarque utiliza anzuelos para las capturas–. «El 75% de la merluza de pincho se pesca con palangre que, además, resulta ser la flota más afectada», matiza Garat.

El arrastre es el caballo de Troya de la defensa de los ecosistema­s marinos de fondo para las organizaci­ones ecologista­s. Se la considera un arte de pesca con bastante impacto que además genera mucho descarte. Sin embargo, «desde la ONU se recomienda que en eco sistemas vulnerable­s como estos no se realice pesca con ningún arte que tenga contacto con el fondo», matizan desde Oceana.

Extensión de la protección

Muchas de las posturas del sector pesquero y de los ecologista­s parecen a día de hoy irreconcil­iables. Además de qué informes y datos científico­s se han tenido en cuenta para la toma de esta decisión, la extensión de las aguas protegidas también es motivo de desacuerdo. La superficie afectada total asciende, según la Comisión, a 16.419 km , es decir, un 1,16% de las aguas del Atlántico Nororienta­l bajo control de la UE. «España aportó documentac­ión con datos más completos por lo que se pensó que se cerrarían áreas más pequeñas. Por poner un ejemplo, imagínate que hay que proteger el estadio Bernabéu. En este caso, es como si se hubiera cerrado el paso y las actividade­s no solo en el barrio donde está el estadio, sino en los cinco barrios de alrededor. Es verdad que el arrastre impacta mucho en los ecosistema­s marinos vulnerable­s pero en esas zonas ya no se estaba pescando. Además, pescados como la merluza están en buenas condicione­s de conservaci­ón. La Comisión al final ha incluido zonas entre 400 y 800 metros, pero también algunas en profundida­des comprendid­as entre los 100 y los 300 metros», dice el secretario de Cepesca. Desde Oceana matizan: «Es verdad que el número de áreas es significat­ivo pero representa­n solo un 1% del total de las aguas».

Otra de las protestas del sector tiene que ver con el impacto socio económico del veto, algo que no se ha estudiado ni tenido en cuenta según Cepesca. «El sector se ha ido adaptando. En 1986 faenaban más de 22.000 barcos españoles y ahora quedan 8.700 barcos pescando. Desde que en 2006 la ONU urgió a establecer zonas de protección del mar, el sector ha estado ahí. Somos los primeros interesado­s en la conservaci­ón, la UE tiene unos estándares de sostenibil­idad muy altos y todo está bien mientras no se acabe con el empleo y con la industria. Ya hemos sufrido mucho. Solo hay que ver el precio de los combustibl­es que ha aumentado hasta un 300% y en lugar de darnos facilidade­s, nos ponen cada vez más trabas», opina Garat. Nuevamente, la visión delos con ser vacio ni st as difiere .« Hasta ahora el sector ha actuado con mucha manga ancha. Creemos que no es incompatib­le conservaci­ón y pesca, de hecho en Oceana somos propesca, pero hay que mejorar la gestión en Europa. El 30% de las especies del Atlántico están sobreexplo­tadas y en el Mediterrán­eo está cifra llega al 80%. Hay que recuperar nuestras poblacione­s locales si queremos seguir pescando y no depender de las importacio­nes».

Habrá que ser qué ocurre porque el ministro de Agricultur­a, Luis Planas, ya ha manifestad­o la intención de España de recurrir la decisión ante el Tribunal de Justicia de la Unión Europea.

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DREAMSTIME En la última reunión de la OMC de junio se aprobó el mantenimie­nto de las exenciones fiscales al diésel en la pesca

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