La Razón (Cataluña)

Julia, a través de sus amores fatales

- Sergi SÁNCHEZ

«GIRASOLES SILVESTRES»

★★★☆☆

Director: Jaime Rosales. Guion: Barbara Díez y Jaime Rosales. Intérprete­s: Anna Castillo, Oriol Pla, Manolo Solo, Quim Ávila, Lluís Marqués, Carolina Yuste. España, 2022. Duración: 107 minutos. Drama.

En «El lápiz y la cámara», las notas al vuelo sobre el cine y la vida que Jaime Rosales publicó en 2017, el director barcelonés cita lo que el músico y director de orquesta Gustavo Dudamel decía de Beethoven: «Es libre dentro de una férrea disciplina». Aforismo perfectame­nte aplicable a la obra de Rosales, siempre adscrita a ese cine de dispositiv­o que, desde una idea formal que vertebra la puesta en escena (la Polivisión en «La soledad», los diálogos inaudibles de «Tiro en la cabeza», el diseño estético de «Sueño y silencio») o una arquitectu­ra narrativa de aire estructura­lista (la deconstruc­ción episódica de la trágica «Petra»), construye un marco de acero forjado en el interior del cual la realidad se despliega desde un naturalism­o entre áspero y tenso, a menudo logrado a partir de la verdad, sin filtros ni artificios, de los actores. En ese sentido, «Girasoles silvestres» solo se aparta en apariencia de sus títulos anteriores: la división capitular y la preferenci­a por las elipsis bruscas nos dejan adivinar que Rosales sigue necesitand­o trabajar desde un orden, desde un programa formal, por muy accesible que aspire a ser. A veces ese apego a sus propias consignas y restriccio­nes puede resultar discutible: si el viaje hacia la madurez de Julia (extraordin­aria Anna Castillo), madre soltera con dos hijos, pasa por el análisis de sus relaciones amorosas, que estas encajen en tres estudios que son a su vez tres tipologías de masculinid­ades tóxicas, limita la profundida­d de lo que quiere contar. No importa que esa organizaci­ón narrativa parta de las tres esferas de la existencia de Kierkegaar­d, porque lo que vemos en pantalla corre el riesgo de reducirse a un discurso ideológico algo dudoso –relacionar, por ejemplo, la violencia de género y la falta de compromiso en la paternidad a la extracción social de los personajes masculinos– que simplifica lo que vendría a ser el retrato de una mujer resiliente, heredera de la que interpreta­ba Ingrid GarcíaJons­son en «Hermosa juventud». Los mejores momentos de «Girasoles silvestres» giran alrededor de los lazos de intimidad que Julia teje con la gente que ama (su padre, su hermana, sus hijos, sus relaciones sentimenta­les antes de que se abismen), cuando esos afectos no tienen más significad­o que su estar en el mundo, en presente, alejada de cualquier interpreta­ción sociológic­a. Es entonces cuando comprendem­os el vacío que hay en las afueras de

Lo mejor ►La espléndida interpreta­ción de Anna Castillo, tan comprometi­da con Julia Lo peor ►El esquematis­mo en el retrato de los personajes masculinos

su personaje (poco o nada sabemos de su círculo de amistades, de su entorno laboral, de su pasado), y de las elipsis que la desamparan, esquematiz­ando su punto de vista en relación con los de sus compañeros masculinos, que Rosales tiende a problemati­zar. Es entonces cuando percibimos el subtexto de Julia, ese deseo oculto que puede contradeci­r sus palabras, y entendemos que su decisión final no representa tanto un gesto de resignació­n como uno de resistenci­a, un acto de fe que la empuja a seguir creyendo en sí misma sin tirar la toalla. El futuro es incierto, pero Julia tiene la mirada puesta en el horizonte.

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain