Ozon y Fassbender: vuelta a la dominación
François Ozon adapta la obra del alemán con una libre revisión de las relaciones de poder
Las gafas negras de sol completamente opacas con las que recubre sus ojos y el movimiento afrancesado del fular que protege su cuello segundos antes de acercarse, convierten involuntariamente la figura de François Ozon en la reencarnación del mismísimo Peter Von Kant. Excéntrico director de cine, trasunto «queer» del realizador alemán Rainer Werner Fassbinder, abandonado a una melancolía colérica para quien el amor solo es una relación desequilibrada de opresión y protagonista de su última apuesta cinematográfica, «Peter Von Kant». Para hablar de ello nos sentamos hace unas semanas en una de las sillas de la terraza del Hotel Maria Cristina para recibir al reputado cineasta francés y saber más sobre el germen argumental de la cinta. «Tenía claro que yo no quería hacer un remake en absoluto porque la película original ya me parecía maravillosa. La sensación que a mí me daba en todo momento es que Fassbinder hablaba de sí mismoa través de P et ra–la protagonistade la cinta primigenia –. De hecho terminé corroborando mi teoría y hablé con Juliane Lorenz, su última compañera sentimental y montadora de sus últimas películas, quien me confirmó que, efectivamente él hablaba a través de su personaje sobre una relación que mantuvo con el actor Günther Kaufmann», explica Ozon sobre los pormenores de esta adaptación libérrima de «Las amar gas lágrimas de Petravon Kant» en la que el mundo de la moda sobre el que oscila es sustituido y en donde se produce una conversión del género femenino al masculino de los tres personajes principales. Aquí Petra, diseñadora de moda homosexual, es sustituida por Peter (a quien da vida un descomunal Denis Menochet) y Marléne (la amante lesbiana de Petra) por Amir, un joven de origen modesto que desata la locura erótica y febril de Peter.
Toxicidad en el rodaje
Asegura François Ozon que uno de los dilemas morales que plantea esta extraña película es «con qué mirada extrapolamos el planteamiento de unas relaciones tan tóxicas y peligrosas en términos de poder producidas en los 70 a un presente en el que hemos vivido el #MeToo y sufrido la existencia de perfiles como los de Weinstein», remata sobre las relaciones de poder instaladas también en muchos rodajes.