La Razón (Cataluña)

Xavi no escapa del caos

► El técnico no logra frenar la psicosis del Barça en la Champions ni con un equipo renovado. El futuro pasa por él, pero queda marcado en el desastre ante el Inter

- Francisco Martínez.

APiqué le están recordando ahora en redes sociales las palabras que dijo tras el 2-8 contra el Bayern: «No podemos ir así por Europa, hemos tocado fondo, hace falta una renovación y si soy yo el que tiene que dar un paso a un lado, lo haré». Dos años después estuvo también en el desastre contra el Inter y es uno de los señalados por el doble error grave que cometió en el primer gol de los italianos, que fue el comienzo de la debacle. También repitieron, respecto al 2-8, Ter Stegen, Busquets y Sergi Roberto, y después entró De Jong. La realidad es que Piqué no iba a ser titular ante el Inter, pero las lesiones hicieron que tuviera que jugar, lo mismo que contra Mallorca y Celta en Liga, contra quienes jugó grandes partidos. Pero en el día más importante, falló. Un ejemplo claro que se puede extrapolar a un equipo renovado que en España está funcionand­o, pero en la Champions mantiene el trauma colectivo, más allá de los nombres. Las bajas en defensa (Araújo, Koundé, Christense­n y Bellerín) son demasiadas, pero tampoco excusa suficiente para explicar el bajón del equipo.

Hay un matiz en eso de que el Barça está bien en la Liga: es líder, sí, pero desde el parón por seleccione­s algo ha cambiado. «Hace tres semanas volábamos y ahora no», dijo Xavi. Contra Mallorca y Celta le dio con lo justo y con Ter Stegen, pero cuando le tocó pegarse con gente más mayor se vio la realidad y no fue suficiente con su portero. Es, por tanto, un poco engañosa esa cifra de que en Liga solo lleva un gol encajado en ocho partidos y en Champions, siete en cuatro. El guardameta tapaba las carencias colectivas. Tampoco es justo señalar a Piqué como único responsabl­e de un partido que no hubo por dónde cogerlo. «Nos olvidamos de defender», dijo Lewandowsk­i. «Faltó sangre fría y calma», añadió el delantero, que habló para los medios con derechos de su país, lo mismo que en España hubo declaracio­nes a Movistar de Eric García y Busquets, pero más allá de las obligacion­es por contrato, ningún jugador azulgrana salió a dar la cara.

En la falta de calma tiene responsabi­lidad Xavi, que no sale limpio de este desastre. El futuro de este Barça pasa por él, sin duda. El crédito del técnico no es ilimitado, pero casi, aunque por primera vez desde que llegó al banquillo las miradas se giran en su dirección. No supo transmitir la idea de

que se tenía que madurar el partido, tener paciencia, y el duelo enloqueció, lo que suele ser una mala noticia para el Barça, más cómodo cuando tiene el dominio. Tampoco arregló lo vivido en la ida, porque el equipo volvió a ser destrozado al contragolp­e. No ha encontrado solución al gran problema que tiene, que va ligado a su gran virtud: el equipo es valiente y presiona arriba y cuando lo hace ordenado vuelca los duelos en una dirección, pero en cuanto se descoloca y el rival sale de esa primera embestida deja muchos espacios, se parte y sufre. La Champions fue tan cruel con el Barça en Múnich como con el Inter en el Camp Nou. No valen las excusas que puso para justificar la situación de desesperac­ión en la que está el equipo. Los goles fueron errores individual­es, sí, pero que te hagan tantas ocasiones es por un problema global en el que el entrenador sí tiene que ver. Xavi vio una primera parte «excelente» de los suyos, pero salvo los primeros minutos se vio más cómodo al Inter. Con el Barça, el catalán lleva seis partidos en Champions con una victoria, dos empates y tres derrotas.

Tampoco los jugadores estuvieron a la altura de soportar la presión. Por mucha renovación que haya en la plantilla, la sensación de verse superados en cada gran cita europea viene arrastrada desde hace años ya y no desaparece. El entusiasmo de Pedri y Gavi no es suficiente. Dembélé lo intentó, pero se perdió, desesperad­o, e incluso mereció ser expulsado; Raphinha tuvo apenas un par de chispazos al final del primer tiempo; Busquets quedó señalado por el segundo gol y con varias pérdidas más; De Jong empezó en el banquillo y de los nuevos apenas hubo pasos adelante: Marcos Alonso, perdido; Ferran Torres entró tarde y sigue negado, lo mismo que Kessié, intrascend­ente como el veterano Sergi Roberto, sin ser su partido un desastre; y Ansu Fati continúa buscándose. Solo Lewandowsk­i dio la cara y también se puede poner un pero: que, después de haber tenido una noche muy mala en Múnich y otra invisible en Milán, apareció tarde en el Camp Nou.

El Barça quedó ante el Inter a expensas de las ganas, que no se le pueden negar, pero sin armas futbolísti­cas. Hay más piezas por encajar de las que parecían. Las consecuenc­ias van a ser deportivas y económicas.

1

victoria en seis partidos del Barça de Xavi en la Champions League: 3 derrotas y 2 empates

7

goles encajados en cuatro partidos en Champions, pese a un gran Ter Stegen

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Lewandowsk­i, Busquets y Dembélé, desolados después del empate contra el Inter en el Camp Nou
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