La Razón (Cataluña)

Amnesia y autoritari­smo

- Enrique López

EsEs una mala noticia la aprobación definitiva hace escasos días de la nueva Ley de Memoria Democrátic­a de Sánchez, continuaci­ón de la Ley de Memoria Histórica de Zapatero y una confirmaci­ón de que las segundas partes nunca suelen ser buenas. Primero, porque su objetivo es perfeccion­ar innecesari­as maquinaria­s de maniqueísm­o, y segundo, porque va a debilitar los cimientos mismos de la convivenci­a entre españoles, cuya viga maestra es el exitoso proceso de la Transición y su más importante consecuenc­ia, la Constituci­ón de 1978. De hecho, la nueva Ley, más que con la restitució­n de las víctimas, para la que ya existían los mecanismos legales de un Estado de derecho garantista y protector, tiene que ver con su explotació­n política para reforzar adhesiones, en el marco de una estrategia de polarizaci­ón retro histórica, a través de burdas y falsarias identifica­ciones de los bandos de la Guerra Civil con las actuales opciones de Gobierno. Una Ley frentista, que, en lugar de cerrar, reabre heridas y trincheras, todo porque la situación electoral de la izquierda que avanzan las encuestas aconseja sustituir la ética programáti­ca por la inmoralida­d propagandí­stica para movilizar a un electorado cautivo de la izquierda al que en realidad se menospreci­a e insulta en su propia inteligenc­ia, como si los problemas actuales del país se pudieran tapar con brochazos de la peor nostalgia, que es la de la memoria del odio. Y para que no faltase nada en la ecuación de una mala Ley, añádase a Bildu, que no respeta la libertad ni la democracia, ni aún ha condenado los crímenes de ETA, y que ha sumado su nauseabund­a participac­ión legislativ­a y aritmética a la mansedumbr­e habitual del sanchismo con los enemigos del Estado, todo ello con el resultado de una atroz reescritur­a de la historia de nuestra democracia, que recibe una enmienda a la totalidad, al considerar los Gobiernosd­eSuárez,CalvoSotel­oyGonzález­como una extensión más del periodo franquista.

Se entiende perfectame­nte que el pasado 4 de octubre se hiciese público un manifiesto en el que más de 200 personas, exministro­s de todos los partidos de todos los gobiernos democrátic­os, pidiesen la retirada de esta ley que dinamita el pacto constituci­onal del 78, el espíritu de concordia, de perdón y reconcilia­ción, y todo lo que nos ha permitido disfrutar del período más largo de democracia y bienestar de la historia de España. Todo en riesgo por culpa de una ley que traza líneas divisorias entre españoles, que recupera las dos Españas y los bandos –ellos y nosotros, buenos y malos, demócratas y fascistas– y que crea nuevamente una verdad única de carácter colectivo y oficial, que es justo lo mismo que hizo Franco, porque es bastante evidente que cualquier ley que imponga una visión de la historia, da igual la visión que sea, será totalitari­a, supondrá un ataque a la libertad de los ciudadanos para construir su propia memoria, irá en contra de la libertad de pensamient­o y socavará el pluralismo político.

Esta ley lo hace todo de una tacada y de la peor forma posible, ignorando que a los españoles de hoy lo que nos hace mejores, lo que nos permite vivir mejor y lo que nos da más fortaleza es el régimen de pluralismo, convivenci­a y libertad en el que vivimos desde el año 1978.

Asistimos pues a otro grave daño del mandato sanchista, que con un legado económico que será ruinoso, empieza a mostrar que su herencia moral e institucio­nal puede llegar a ser aún más demoledora. Se impone que desde las propias filas socialista­s comiencen a poner freno a tamaña irresponsa­bilidad.

Cualquier ley que imponga una visión de la historia, será totalitari­a

 ?? ??
 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain