Un presidente imperial
¿Por qué es importante este Congreso del Partido Comunista chino?
El Congreso es un punto de inflexión institucional, que probablemente hará hincapié en los triunfos más que en las dificultades o disensiones de los últimos cinco años; las reuniones exhortarán al PCCh a avanzar hacia la nueva matriz de objetivos políticos difusos, pero ambiciosos de China. Xi Jinping se adentra en un tercer mandato, un hecho sin precedentes en la era post Mao y un recordatorio de que el verdadero grupo de pares políticos de Xi se inclina más hacia Kim Jong Un, Bachar a Asad y Vladmir Putin que hacia todo líder occidental.
¿Es Xi el líder chino más poderoso desde Mao Zedong?
El énfasis de Xi en la ideología ha elevado sus declaraciones hacia un Pensamiento (con mayúscula) más formal. Uno se pregunta si realmente toma en serio a su propia prensa aduladora, o si de alguna manera piensa que el pueblo chino y su cultura política requieren un tipo de presidente imperial. Mao solía burlarse y admirar al mismo tiempo al unificador de China, Qin Shihuang. Quizá Xi tenga sentimientos ambivalentes hacia Mao.
¿Es posible que Xi siga en el poder el resto de su vida?
La salud de Xi es fuente de constantesespeculaciones: incluso las personas bien formadas pueden perderse en un cúmulo de especulaciones, ilusiones y desinformación cuando se trata de su salud. Lo que no está tan claro es si el sistema político chino podría readaptarse rápidamente en caso de que Xi sucumbiera a la fragilidad física. Ha mostrado poco sentimentalismo a la hora de destituir a sus rivales, incluso en los niveles más altos del Gobierno, pero incluso un partido que buscara distanciarse de un Xi póstumo sería poco probable que hiciera una autocrítica o que se volviera de repente radicalmente transparente.
¿Se mueve China bajo Xi en una dirección totalitaria?
Así parece, aunque para los académicos que no han podido viajar al país desde 2019 tales evaluaciones son menos intuitivas o fácilmente anecdóticas de lo que solían ser. En cuanto a los controles internos, podríamos mirar a la decisión de Xi de establecer campos de internamiento y reeducación para los uigures en Xinjiang y la promulgación de la Ley de Seguridad Nacional de línea ultra dura en Hong Kong. Los confinamientos por covid han puesto de relieve el biopoder del Estado y la omnipresencia de los aspectos tecnológicos del control del Partido. Si el punto de partida es la década de 1980, relativamente liberal, la China de Xi parece muchomás restringida. La población tiene la encantadora cualidad de poder ignorar al Estado y abandonar la vida política por completo cuando le conviene hacerlo.