La Razón (Cataluña)

El Atlético se hace fuerte en San Mamés

► Un gol de Griezmann dio la victoria frente a un rival que apretó en los últimos minutos

- José Aguado. MADRID

Morata es incansable. Para los defensas rivales, para el colegiado y puede que hasta para sí mismo. Pero a este Atlético de Simeone le viene fenomenal porque le da mucha verticalid­ad y un montón de variantes para sacar la pelota. La puede pedir al espacio, a la carrera o puede descargar para que el equipo salga y empiece a jugar lejos de su portería. Y, además, se pelea con todos sin ningún problema y durante el tiempo que haga falta.

Joao Félix lo vio todo desde el banquillo, para salir al final, quizá porque una vez más Simeone pensó que no era un día para él. O solo lo era cuando casi todos estuvieran cansados. El Athletic Club de Valverde planteó un partido intenso, sin parar y el Atlético de Madrid entró al trapo sin ningún problema, muy entero casi todo el encuentro, encuentro, fuerte en defensa y haciendo daño arriba cuando era necesario para asustar al rival y no dejarle correr. Se encerró al final y no lo pasó bien, pero supo resistir las acometidas desesperad­as del Athletic.

Fue Morata quien asustó primero al marcar en un balón muy largo, que le lanzaron desde su área y que persiguió con su pasión habitual frente a Yeray. La jugada terminó en caída del defensa del Athletic y en golazo del delantero de Simeone. Pero, según el VAR, hubo falta de Morata. Se cabreó mucho el delantero, pero su pierna contactó con la del rival y le hizo caer. Al final, el VAR le devolvió el favor al no señalar un penalti por manos que no eran de Reinildo.

La de Morata fue la mejor ocasión de una primera parte que no dio respiro a ninguno de los dos equipos, pero que se quedó corta de oportunida­des. El Athletic nunca encontró la manera de hacer daño al rival. Porque Kondogbia se había puesto imanes de balón en las piernas y cortaba todos los que pasaban por su zona, mientras que en las bandas, ninguno de los Williams era capaz de superar a una defensa rojiblanca que va creciendo con el paso de los partidos. Reinildo mandó por su lado con una autoridad que dejó impresiona­do a San Mamés.

Hubo más idas y venidas, más carreras y balones al área que fútbol antes del descanso. Pero el Atlético tenía las ideas más claras frente al empuje alborotado de los locales. Y, además, tenía a Morata. Fue de nuevo él quien hizo mucho daño al comenzar la segunda mitad. Volvió a ganar a su defensor con su verticalid­ad y en su pase atrás, sin haber mirado antes, encontró a Griezmann. Este remató suavemente al palo que no esperaba Unai Simón y puso el gol que decidió el encuentro.

Tras el acuerdo con el Barcelona, el delantero francés juega desde el principio sin ninguna duda. Y acaba los partidos. Su trabajo sin queja y su instinto goleador son muy necesarios para Simeone. El entrenador argentino quitó a Morata primero (para sacar a Correa) y a Lemar después, para, por fin, dar minutos a Joao Félix. Griezmann siguió en el campo, jugando ya en la banda, casi de lateral, para ayudar en las labores defensivas.

Porque el Atlético mantuvo el tipo durante la segunda mitad, con menos balón, pero siendo más peligroso que el rival hasta que el partido enfiló el final y el Athletic quemó las naves con balones al área y empujando como solo lo hace el conjunto vasco en su campo.

Además, el Atlético ya no contaba con Oblak, que tras un golpe tuvo que irse y dejar su sitio a Grbic. Era ya una cuestión para el Atlético de contar los minutos pegado a su área. Pasaban muy despacio. Lo bueno es que sirvió para demostrar que Grbic es un portero de garantías. Con dos palomitas salvó los tres puntos.

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EUROPA PRESS Los jugadores del Atlético celebran el gol de Griezmann

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