Aprendamos de Portugal
HaceHace algunos días leí que Portugal ha decidido crear un órgano directivo independiente para renovar el modelo de gestión de su sistema sanitario.
Ajeno al ámbito político, el equipo estará liderado por el hasta ahora presidente del consejo de administración del Hospital Sao Joao de Oporto –un gestor, vaya– y tendrá la misión de reformular el sistema y de capacitarlo para cubrir las necesidades asistenciales crecientes en cantidad y complejidad desde la sostenibilidad.
Si bien la cronicidad, el envejecimiento, la pluripatología… llevaban años invitando a realizar cambios de fondo en las estructuras sanitarias, la pandemia ha evidenciado esta necesidad y los portugueses están reaccionando con diligencia para solventar los problemas actuales y venideros.
Bravo por el Gobierno portugués. No tanto por la agilidad en tomar la decisión –si lo hubiese hecho hace algún tiempo, seguro que la realidad de su sistema sería hoy mejor…–, sino por acertar con el enfoque y decidirse a ponerlo en práctica.
¿Aprenderemos algún día de los portugueses? ¿Tendremos en algún momento un Ejecutivo dispuesto a emprender las reformas que necesita nuestro Sistema Nacional de Salud para que desarrolle cohesión, calidad, equidad y sea solvente?
Poco –o más bien nada– confío en que así sea con el Gobierno actual, pues aun siendo socialista como el portugués –que, por cierto, también está bajando impuestos–, parece más centrado en someter la Sanidad a sus intereses ideológicos –véase, por ejemplo, el proyecto de ley de equidad– que en reducir las listas de espera, agilizar el acceso a innovaciones terapéuticas, resolver las carencias de profesionales… Problemas del día a día que, mucho me temo también, no serán resueltos con los Presupuestos Generales del Estado propuestos para 2023.