Turistas a golpe de talonario
ParaPara visitar Arabia Saudí , se necesitaba carta de invitación empresarial o ser peregrino a la Meca. Hoy, un visado instantáneo permite a los ciudadanos de más de 49 países visitar la Arabia Feliz. Tan feliz como el futuro turístico que augura la Visión 2030 impulsada por el príncipe heredero, Mohammed bin Salmán.
Su plan: modernizar por la vía rápida un país donde hasta hace nada las mujeres no podían conducir un coche, ni llevar la cabeza descubierta, donde los vigilantes de la pureza religiosa (Mutawa) se mezclaban con los viandantes para denunciar a quienes se desviasen de la moral establecida; y donde los condenados a la pena capital aún hoy sufren en público castigos que incluyen el fusilamiento, lapidación, crucifixión y la decapitación por sable.
Eso no es pintoresco ni encaja como reclamo en el catálogo de las agencias de viajes. Pero Arabia Saudí dispone de un 20 por ciento de las reservas petrolíferas mundiales.
La iniciativa principesca espera atraer en el año 2030 al menos un millón de turistas. Cuenta con un presupuesto de unos 766.000 millones de euros. Se están creando ya ciudades burbuja –como la de NEOM, una «ciudad inteligente», 33 veces más extensa que la metrópoli de Nueva York, proyecto que costará 480.000 millones de euros– donde los turistas extranjeros puedan hartarse de alcohol y las mujeres de otros países bañarse en biquini sin ningún tipo de consecuencias penales.
¿Se volverán los modernos hoteles de la futura nueva Arabia un destino de moda, como Dubái, para las redes de «scort girls» de la Vieja Europa que proliferan por los vestíbulos de sus hoteles.