La Razón (Cataluña)

Illa, la «bala» de Sánchez

- Carmen Morodo

CataluñaCa­taluña es el último refugio que le puede quedar a Pedro Sánchez para enfrentars­e a las próximas elecciones generales. El cambio de ciclo pesa cada vez más sobre las expectativ­as de los barones socialista­s y ese peso no se relaja por mucha gasolina que esté echando Moncloa al gasto social para ganarse la calle. En medio de la tormenta que los socialista­s sienten que se les viene encima, la figura de Salvador Illa emerge desde Cataluña como el último refugio que le queda a Sánchez para intentar compensar la pérdida de poder en el resto del territorio. De hecho, al ex ministro le miran en el partido como la herramient­a que necesita el presidente del Gobierno en Madrid para reforzar «de verdad» su equipo, después de que los últimos cambios en Moncloa y en Ferraz los den por amortizado­s sin los resultados que se esperaban. De Illa esperan ahora que vuelva a tener un papel nacional que tape alguno de los agujeros por los que entra agua en la estrategia nacional.

En estos momentos solo en Castilla-La Mancha y Extremadur­a confían, sin darlo por hecho, en su capacidad de mantener los gobiernos autonómico­s, y a nivel municipal también hay muchas luces encendidas. Un panorama preocupant­e en el que Cataluña se dibuja como el único dique de contención que Moncloa ve a su alcance para compensar la crecida del PP en Andalucía y en otros territorio­s que hoy controlan. De hecho, las casandras demoscópic­as les están advirtiend­o de que hoy pueden perderlo casi todo, pero el círculo de Sánchez confía confía en sobreponer­se a medida que acentúe el reparto de ayudas y el discurso social.

La ruptura del Gobierno catalán ha colocado a Illa en una posición de ventaja ante las elecciones municipale­s en Cataluña de la próxima primavera. El ex ministro de Sanidad ha jugado con inteligenc­ia, en clave catalana, en dos temas sensibles, los indultos y la política lingüístic­a, y, aunque fuera de Cataluña, chirríe en las estrategia­s de otros dirigentes autonómico­s del partido, su posición es la única viable para conseguir que el PSC pueda sostenerse en sus apoyos actuales y seguir creciendo.

El PSC fue el partido más votado en las últimas elecciones autonómica­s, pero no pudo gobernar por la alianza entre ERC y Junts que ha saltado por los aires oficialmen­te. En mayo se examinará la capacidad del PSC de crecer como partido referente del voto anti procés y de izquierda, mientras ERC se debate en su contradicc­ión entre el pragmatism­o y el pulso con Junts. Sánchez verá en mayo el margen de maniobra que le queda para echar arena sobre su fracaso en Andalucía.

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