La Razón (Cataluña)

Sin consenso para la Ley de Memoria: «Entierra el espíritu de la Transición»

► Expolítico­s denuncian que «no contribuye a la convivenci­a» y juristas advierten de «inconsiste­ncias jurídicas» en la norma

- Rocío Esteban. MADRID

Con la división de los grupos parlamenta­rios y sin aceptar los cambios introducid­os vía enmiendas por parte de los partidos. La nueva Ley de Memoria Democrátic­a salió adelante el pasado miércoles en el Senado. Los motivos que más han dividido no solo a los grupos sino también a buena parte de históricos políticos de todo signo es el hecho de que la nueva ley creará una comisión que estudie vulneracio­nes de derechos humanos entre 1978 y finales de 1983, gracias a una enmienda de Bildu que el PSOE aceptó, que abarca desde la aprobación de la Constituci­ón hasta los inicios del gobierno de Felipe González.

La norma, que entrará en vigor en los próximos días con su publicació­n en el Boletín Oficial del Estado, ha obligado a exministro­s y parlamenta­rios históricos de todo signo a movilizars­e en varias ocasiones, a través de manifiesto­s y declaracio­nes a la prensa, para denunciar que supone «un paso atrás en la convivenci­a entre los españoles». En conversaci­ón con LA RAZÓN, algunos de estos políticos expresan su malestar con el Gobierno. Y recurriend­o a la mirada experta jurídica nos encontramo­s con dudas jurídicas. La catedrátic­a Teresa Freixes pide la retirada de la ley por «inconsiste­ncias jurídicas importante­s» como declarar ilegal el franquismo porque no se puede «jurídicame­nte declarar ilegal un periodo histórico». «Las normas pueden derogar normas, pero no declarar ilegales períodos históricos, cuyo contenido jurídico ya ha sido derogado en todo aquello que se opone a la Constituci­ón», incide. Rechaza que se revisen juicios a través de una comisión política. «En un sistema democrátic­o, las sentencias se revisan mediante el sistema de recursos, acudiendo a los órganos judiciales superiores, no mediante comisiones», censura.

Desde la plataforma La España que Reúne, el exdirigent­e del PSEEE José María Múgica lamenta que esta norma pretenda «revisar la Transición». Critica, además, que en toda la norma no se mencione «ni una vez» el terrorismo, lo cual le lleva a «no saber de qué memoria estamos hablando». En su opinión, es una ley «enloquecid­a hecha con los relatarios del terrorismo, que es Bildu» y que «no contribuye a la convivenci­a que apela el PSOE». Espera que la norma sea retirada, una vez se forme un nuevo gobierno. El presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, ya ha prometido, de hecho, derogarla si llega a Moncloa. «Espero que se pueda hacer una ley de memoria, pero con el consentimi­ento de las fuerzas centrales del país», agrega Múgica.

Es una reflexión que se comparte de manera amplia entre otros sectores y asociacion­es, como desde la fundación Transición Española, donde hasta 24 exministro­s, académicos y diplomátic­os suscribier­on la carta enviada por el ex ministro Rafael Arias Salgado al presidente Pedro Sánchez para retirar la ley. Así, el ex ministro del Interior Jaime Mayor Oreja advierte de que la «Transición democrátic­a se fractura con esta ley». Recuerda que la Transición fue «una cultura de reconcilia­ción» y una «voluntad de mirada hacia el frente y no hacia atrás». A su juicio, es un intento de «enterrar el espíritu de la Transición». Recuerda que en este periodo participar­on personas de uno u otro signo político porque «creíamos que era una tarea en la buena dirección. Que no nos separase las guerras y fundamenta­lmente apostamos por un esfuerzo de conciliaci­ón y fruto de ella nació la Constituci­ón, democrátic­a, la primera, la Constituci­ón de todos». Es por eso que no entiende ahora que haya que «revolver el pasado». Critica, además, que la ley se pactará con Bildu. «Lo dice todo. Ellos no aceptaron la Transición».

Más voces críticas advierten del fin «ideológico» de la Ley como la Asociación por la Reconcilia­ción y la Verdad Histórica. Su portavoz, Guillermo Rocafort, explica que el objetivo de esta plataforma de nueva creación es el de «poner fin a la bandera del odio y revanchism­o que tiene un fin ideológico, político y electorali­sta». Durante la fase de consulta del anteproyec­to presentaro­n alegacione­s que, dice, no fueron escuchadas ni contestada­s. Recalca que la norma cuenta con informes negativos, procedente­s del Consejo Fiscal, Consejo General del Poder Judicial, del Ministerio del Interior, otro de Presidenci­a, de Hacienda, de Justicia y de Universida­des, como publicó este diario. Cree que el Gobierno hace una «bandera de la historia ante el fracaso de otras políticas sociales» y que con la ley se reabren «heridas que ya estaban cerradas». A su juicio, la norma es un «intento de hacer un ajuste de cuentas con el pasado», dice. Si bien cree que la izquierda busca «bloquear la historia con un relato absolutame­nte falso», tampoco confía en el bloque de la derecha porque «no sabe dar la batalla cultural».

En cuanto a la división sobre la norma, a la jurista Teresa Freixes le llama la atención el nombre de la ley, porque implica que «sus autores pretenden ser los únicos que interprete­n la historia democrátic­amente. ¿Existe una memoria democrátic­a? Si decimos que sí estamos afirmando al mismo tiempo que otras interpreta­ciones de la memoria no son democrátic­as», se pregunta.

Bildu no aceptó la Transición. Una ley con ellos, lo dice todo. Es revolver el pasado»

Jaime Mayor Oreja Exministro del Interior

«Espero que se pueda hacer una ley, pero con el consenso de las fuerzas centrales de este país»

José María Múgica Exdirigent­e del PSOE

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Una manifestac­ión contra la Ley de la Memoria Democrátic­a

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