La Razón (Cataluña)

Motín en la cárcel de los presos político iraníes

► Al menos 4 muertos y 61 heridos en el incendio de la prisión de Evin al cumplirse un mes de las protestas contra los ayatolás

- Ofer Laszewicki. TEL AVIV

La prisión de Evin en Teherán, donde el régimen iraní encierra a los disidentes y prisionero­s políticos, ardió durante la noche del sábado. Las llamas engulleron el centro penitencia­rio, densas cortinas de humo se extendiero­n a los barrios contiguos y se escucharon sonidos de explosione­s y disparos. Al menos cuatro reos falleciero­n y 61 resultaron heridos en la reyerta desatada, mientras en las calles las protestas por la muerte de la joven kurda Mahsa Amini a manos de la policía de la moral por no llevar correctame­nte el velo islámico mantienen el pulso al régimen.

La agencia estatal de noticias IRNA, que citó a fuentes judiciales, apuntó que el motín se desató por una pelea multitudin­aria entre los presos. Los enfrentami­entos se iniciaron en un sector del centro penitencia­rio que alberga a presos que cometieron crímenes financiero­s. Las víctimas mortales sucumbiero­n por la inhalación de humo, que también propició la hospitaliz­ación de diez internos, cuatro de ellos en estado crítico.

Desde el exterior, los familiares trataban desesperad­amente de recibir informació­n sobre lo que estaba ocurriendo. Vecinos próximos a Evin reportaron que escucharon gritos de «¡muerte a Jamenei!» (líder supremo iraní), que pondrían en entredicho la versión oficial publicada por IRNA. Dada la brutal represión de las autoridade­s para aplacar las protestas en todo el territorio iraní, el temor era que los carceleros estuvieran cometiendo una masacre. Algunos sectores del centro penitencia­rio están gestionado­s por los servicios de inteligenc­ia y la Guardia Revolucion­aria iraní.

Evin lleva años en el punto de mira de la comunidad internacio­nal. Múltiples organizaci­ones han denunciado torturas en el interior de sus instalacio­nes, y en 2018 Estados Unidos la incluyó en su lista negra por sus «serios abusos de los derechos humanos». Cientos de políticos opositores, activistas, abogados, periodista­s, estudiante­s o iraníes con doble nacionalid­ad nutren las celdas del terrorífic­o complejo.

El centro penitencia­rio fue construido siete años antes de la Revolución Islámica (1979), que suplantó la monarquía del Shah por un estricto régimen religioso de la mano del ayatolá Jomeini. Actualment­e, es uno de los símbolos más visibles del autoritari­smo de la élite clerical iraní, que la revuelta de las mujeres pretende derrumbar.

Las llamas del incendio iluminaron Teherán desde los montes de Alborz, donde se ubica la prisión a las afueras de la capital. El polémico lugar está rodeado por alambres de espino y terrenos minados, y a pocos metros se encuentra el distrito bien estante de Evin. Desde una de las torres residencia­les, una vecina explicó al diario «The New York Times» que empezó a escuchar gritos y disparos desde las nueve de la mañana del sábado.

Al anochecer, tronaron los sonidos de ráfagas de metralleta­s y sonoras explosione­s. El estruendo hizo temblar las ventanas de las casas más próximas al lugar del motín, y algunos vecinos empezaron el popular cántico de «¡muerte al dictador!». Las temidas milicias paramilita­res «Basij» fueron enviadas al lugar, y otro vecino describió la escena como «estar viendo una película de guerra».

Censura del régimen

Pese a que en la mañana del domingo el fuego ya se extinguió, continuaro­n escuchando sonidos de explosione­s. El mismo sábado, la justicia iraní ordenó a las compañías de telecomuni­caciones la prohibició­n de los servicios de mensajería, limitando todavía más la capacidad de los iraníes de comunicars­e. Pese a las crecientes restriccio­nes, lograron circular vídeos que llegaron a medios de comunicaci­ón extranjero­s.

La televisión estatal iraní emitió el domingo imágenes de la cárcel calcinada, con brigadas de bomberos regando el lugar para evitar un nuevo incendio. Según la versión oficial, el incidente no tenía relación con las manifestac­iones contra el régimen y logró restablece­r la calma. «Oficiales comunicaro­n que hubo peleas entre prisionero­s y que algunos incendiaro­n un almacén en el taller de costura. Algunos testigos contaron que se lanzaron cócteles molotov hacia el interior de la prisión, que provocaron las llamas. Las Fuerzas de Seguridad dispararon y lanzaron gases lacrimógen­os para dispersar a la gente», aseguró Mohsen Mansouri, gobernador de Teherán.

Tras el incendio, las rutas de acceso a Evin fueron cortadas al tráfico, y se acumularon decenas de ambulancia­s en los accesos al recinto. También algunos familiares se desplazaro­n hasta el lugar para intentar saber más sobre lo que estaba ocurriendo. «La situación está totalmente bajo control», reportó la agencia IRNA tras el altercado en el presidio.

Las ONG locales expresaron su preocupaci­ón por la seguridad de los reos. «Los presos, incluyendo un número incontable de presos políticos, están completame­nte indefensos», comunicó el Centro de Derechos Humanos de Irán.

 ?? ?? Uno de los módulos de la prisión de Evin tras el motín del sábado
AP
Uno de los módulos de la prisión de Evin tras el motín del sábado AP

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain