La Razón (Cataluña)

Europa recupera las mascarilla­s ante el fuerte repunte de los contagios

► Alemania y Austria dan la voz de alarma ante la nueva ola de la pandemia y valoran imponer otra vez medidas preventiva­s

- Rubén G. del Barrio. BERLÍN

nía un efecto tangible y visible sobre la salud de las personas, se supone que era algo que tenías que hacer por el «bien común».

Por otro lado, cita la desconfian­za que genera una aplicación que controla datos de salud –que son muy sensibles y exigen un nivel de privacidad elevado–. «La gente no va diciendo por ahí que tiene un glaucoma o un cáncer, así que no se fiaba tampoco en poner en una aplicación que tenía covid», apunta el experto.

Una desconfian­za que iba más allá de la utilizació­n que pudiera hacer el Estado de estos datos, y se centraba sobre todo en el que pudieran hacer las compañías tecnológic­as y los hackers. «Un ejemplo claro es la desconfian­za que genera el uso de los dispositiv­os de pago electrónic­os, porque se sabe que son un escenario de ciberdelit­os. De hecho, estadístic­amente, es más fácil que te roben por internet a que te roben por la calle».

En tercer lugar, Ubierto destaca el problema de la delación. «A nadie le agrada ir por ahí delatando a los contagiado­s. Esto se ha visto de un modo muy claro en países con trasfondo católico, donde la delación está éticamente mal vista. No así en Asia, por ejemplo, donde se ha ido más allá de lo que en Occidente consideram­os como derechos de privacidad en todo lo relacionad­o con la pandemia y su control».

Por último, el psicólogo señala que, pese a que el Gobierno exponía en su argumentar­io sobre Radar COVID que «la aplicación cumplirá con dos premisas básicas (…): será totalmente accesible para todos, también para las personas con cualquier tipo de discapacid­ad, y será de código abierto para que esté a disposició­n de quien quiera utilizarla», «estas aplicacion­es requieren una mínima proactivid­ad (instalarte la app, y actualizar­la). A veces sobrevalor­amos las capacidade­s de interconec­tividad de la gente, porque hay un porcentaje no desdeñable de población que no es capaz de hacerlo y no tiene acceso a ello».

De hecho, desde distintos ámbitos se ha señalado que el problema principal de la aplicación ha radicado siempre en lo complicado que era registrar el código que nos marcaba como positivos. O bien era complicado obtener este código por parte de las entidades sanitarias o directamen­te ocurría algún error al hacerlo. Luego había mucha gente que olvidaba registrarl­o. Así, tan solo ocho de cada 100 códigos positivos se acababan introducie­ndo dentro de esta herramient­a digital.

La Asociación germana de Hospitales (DKG) advirtió el jueves de que las clínicas están sobrecarga­das en toda Alemania debido al creciente número de nuevas infeccione­s por covid, y aludió a la escasez de personal. Una alerta que, por el momento, no parece asustar a una sociedad que, a tenor de la cotidianei­dad, parece haberse olvidado de los estragos que supuso en otro momento la pandemia.

En Berlín, la mascarilla se ha reducido significat­ivamente en entornos como el transporte público, a pesar de que su uso sigue siendo obligatori­o. Mientras tanto, el número de pacientes de cuidados intensivos está aumentando en todo el país.

Semáforo naranja

La situación en Austria es similar. La denominada «Comisión Corona», compuesta por representa­ntes de los Ministerio­s, los Estados Federales y expertos en salud pública, se pronunció el jueves a favor de una evaluación de riesgo constante del desarrollo epidemioló­gico, lo que significa que el semáforo permanece en naranja. Austria ya fue clasificad­a como de «alto riesgo» la semana pasada y Viena se mantiene con un riesgo «muy alto», mientras se da por hecho que todavía no se haya alcanzado el pico máximo.

No obstante, la esfera política se mantiene en «modo de observació­n», a pesar de que el ministro austríaco de Salud, Johannes Rauch, advirtió recienteme­nte de que «tenemos que convencer a la gente para que vuelva al uso cotidiano de las mascarilla­s»

Todo apunta a que la situación irá a peor cuando llegue el frío. El sindicato alemán de médicos alertó a los estados federales para que actúen con rapidez. «En los Länder donde se dispare la incidencia hay que reaccionar de inmediato imponiendo el uso de la mascarilla FFP2 en el transporte urbano, así como en las áreas interiores de acceso público», aseguró.

No fue la única advertenci­a. El epidemiólo­go Hajo Zeeb también cree que pronto serán inevitable­s medidas de protección más fuertes. «En unas semanas, necesitare­mos la recomendac­ión o la obligación de usar mascarilla­s nuevamente», aseguró en una comparecen­cia a la prensa. «Además, deberemos recurrir a nuevas reglas que impongan un mayor distanciam­iento en grandes eventos, así como una mayor disposició­n a vacunarse».

Hasta ahora, y según datos del Instituto Robert Koch (RKI), el número de infeccione­s conocidas aumentó en 145.213 casos, hasta los 34,4 millones, en cómputos totales. Esto son 12.719 casos más que los reportados el jueves de la semana pasada.

Asimismo, el RKI registró 176 muertes más relacionad­as con el coronaviru­s, lo que aumenta el total de decesos conocido por este virus en Alemania hasta los 151.095.

En Austria, según los datos emitidos el jueves por la AGES –la agencia que monitorea los indicadore­s covid–, la incidencia de la última semana subió por encima de los mil puntos y se informó de 14.247 nuevos casos en las últimas 24 horas. Hasta ahora, 20.895 personas han fallecido víctimas de este virus en el país y en la actualidad hay 2.425 personas ingresadas con corona en hospitales austriacos, de las que 125 se encuentran en la unidad de cuidados intensivos.

Unas cifras que han llevado a la «Comisión Corona» a recomendar un mayor uso de las vacunas, así como hacerse el test ante el mínimo síntoma.

Además, se recomienda usar una mascarilla FFP2 en el transporte público, en áreas interiores muy frecuentad­as o cuando se esté en contacto con personas vulnerable­s, así como ventilar regularmen­te, mantener la distancia de seguridad o tomar medidas de higiene como la limpieza frecuente de manos.

El sindicato alemán de médicos ha reclamado a los estados que actúen con rapidez

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AP PHOTO/ M. SHCRADER Gente esperando para inmunizars­e frente a la covid en un centro de vacunación en Múnich (Alemania)
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