El descuento de 20 céntimos a los combustibles, en el aire
La bonificación general de 20 céntimos al combustible, la ayuda de 200 euros para rentas bajas, la limitación de la subida del alquiler, la rebaja del 5% del IVA de la luz y los beneficios en las facturas por el bono social... Todas estas ayudas y bonificaciones –entre otras– pueden pasar a mejor vida o, al menos, aplicarse de forma parcial. Así lo reconoció ayer la ministra de Asuntos Económicos,
Nadia Calviño, que avisa ya de que el Gobierno se plantea poner fin a estas ayudas generalizadas y dejarlas solo para sectores profesionales o aquellos que se vean más afectados por los altos precios. En el caso de los combustibles –medida que afecta al mayor número de ciudadanos–, el Ejecutivo se plantea ya no alargar tres meses más la bonificación universal del precio de los carburantes y cerrar el grifo, pese a que los combustibles mantienen una carrera ascendente por la decisión de la OPEP+ de recortar la producción y a que la guerra de Ucrania se ha reactivado con dureza. Calviño, en declaraciones en RNE, anunció que «de aquí a final de año» se va a evaluar si «hay que mantenerla para toda la población o es mejor centrarse en algún colectivo o algún sector». La ministra recordó que la única medida que se mantendrá sin cambios al estar incluida en el proyecto presupuestario del año que viene es la bonificación del transporte público –«porque llega a todo el mundo y va en la línea de transporte sostenible», defendió–, por lo que el resto de ayudas se «analizarán» una a una. Pese a que reconoció que existen «muchos focos de preocupación», como el repunte de los precios y de los tipos, mantendrá su decisión de replantearse todas las ayudas aprobadas hasta ahora para paliar el impacto de la inflación –menos las del transporte–, que se revisarán en función de «cuáles son más eficaces» y «cuál es su impacto fiscal».