La Razón (Cataluña)

La peste negra moldeó nuestro sistema inmune

► Los mismos genes que en su día nos protegiero­n hoy se asocian a patologías como artritis y el Crohn

- J. Carabaña.

La peste negra –el acontecimi­ento más devastador de la historia– no solo acabó con la mitad de la población europea en menos de cinco años, también modificó nuestro genoma y nuestro sistema inmunitari­o. Según un estudio publicado ayer por la revista Nature y recogido por Efe, los mismos genes que en su día nos protegiero­n contra la peste negra, hoy están asociado sauna mayor susceptibi­lidada patologías auto inmunes como la enfermedad de Crohn y la artritis reumatoide.

Los autores del estudio, realizado por la Universida­d de Chicago, la Universida­d McMaster y el Instituto Pasteur, han estudiado el impacto genético de la peste bubónica que hace 700 años acabó con entre el 30% y el 60% de la población del norte de África, Europa y Asia. Desde hace tiempo, se ha especulado con que la pandemia de peste negra, causada por la bacteria Yersinia pestis, podría haber ejercido una presión selectiva sobre los humanos, pero era difícil de demostrar estudiando poblacione­s modernas porque, desde entonces, los humanos han afrontado muchas presiones selectivas.

Para este estudio, el equipo secuenció antiguas muestras de ADN de huesos de más de 200 individuos de Londres y Dinamarca que murieron antes, durante y después del paso de la peste negra, a finales del 1340. De 300 genes relacionad­os con la inmunidad, selecciona­ron cuatro que, según la variante, protegían o aumentaban la susceptibi­lidad a Y. pestis.

El equipo se centró en un gen con una asociación particular­mente fuerte con la susceptibi­lidad: ERAP2, que contribuye a que el sistema inmunitari­o reconozca la presencia de una infección.

Los individuos que poseían dos copias de una variante genética específica eran capaces de poder producir copias de longitud completa del transcrito de ERAP2, y producían más de la proteína funcional.

«Cuando un macrófago se encuentra con una bacteria, la corta en trozos para presentarl­os a otras células inmunitari­as, señalando que hay una infección. De modo que tener la versión funcional del gen probableme­nte mejora la capacidad de nuestro sistema inmunológi­co para detectar el patógeno invasor», explica Luis Barreiro, de la Universida­d de Chicago y coautor del estudio. «Según nuestras estimacion­es, tener dos copias de la variante rs2549794 habría hecho que una persona tuviera un 40% más de probabilid­ades de sobrevivir a la peste que los que tenían dos copias de la variante no funcional», apunta. Después, en el laboratori­o, el equipo demostró que la variante afectaba a la capacidad de las células humanas vivas para ayudar a combatir la peste, y que los macrófagos que expresaban dos copias de la variante eran más eficientes neutraliza­ndo a Y. pestis que los que no la tenían.

«Estos resultados apoyan la evidencia del ADN antiguo de que el rs2549794 es protector contra la peste», según Javier Pizarro-Cerda, del Instituto Pasteur.

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La peste negra en Florencia (Italia), en 1348, en un grabado del siglo XIX de Luigi Sabatelli

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