Una prueba de ADN clave para esclarecer el robo de vino en Atrio
► Restos de la habitación de los ladrones se cruzarán con el perfil de los imputados
Casi un año después del robo de 45 botellas de vino del restaurante Atrio de Cáceres, la magistrada que instruye el caso está a la espera del resultado de una prueba clave que puede ser determinante para acelerar el cierre de la investigación. Y es que la titular del Juzgado de Primera Instancia número 4 de la capital cacereña ordenó el pasado 19 de septiembre la obtención de una muestra de saliva de los dos imputados –Constantine G. D., de 47 años y con doble nacionalidad rumana y neerlandesa, y la exmiss mexicana Priscila L., de 29 años– para cotejar esos perfiles genéticos con al menos media docena de restos de ADN hallados por los agentes en la habitación donde se alojaron los ladrones.
En esa resolución, la instructora apunta la relevancia de esa prueba de ADN, que ha dejado en manos de la Policía Científica y que considera «la única diligencia (a la vista de la mala calidad de las grabaciones de seguridad, que sin embargo sirvieron para que la Policía los identificara en un primer momento) que determinaría, sin lugar a dudas, la presencia de los investigados en el lugar de los hechos y su participación por tanto en la sustracción de las botellas de vino que es objeto de investigación».
Y es que, como ya ha señalado en varias resoluciones a lo largo de la instrucción, las imágenes grabadas en el restaurante Atrio –regentado por los prestigiosos chefs Toño Pérez y José Polo y que cuenta con dos estrellas Michelin– no permiten identificar (los ladrones llevaban mascarilla y la mujer, además, una peluca) a las personas que perpetraron el robo de las botellas, valoradas en 1,6 millones de euros. Por este motivo, la jueza considera que llevar a cabo esta prueba «es absolutamente indispensable» y necesario dada «la gravedad de los hechos objeto de denuncia».
Fuentes jurídicas confirman a LA RAZÓN que aunque ya se han recabado las muestras de saliva de los dos imputados –en prisión provisional desde el pasado 4 de agosto después de haber sido detenidos en la frontera de Croacia a finales de julio procedentes de la vecina Montenegro–, no se conoce aún el resultado de esas pruebas biológicas que, de arrojar un resultado positivo, situarían a Constantine Constantine y Priscila en esa habitación del hotel restaurante donde se produjo el robo de las botellas de vino, entre ellas un Chateau d´Yquem de 1806 valorado en 350.000 euros.
Pero no es esta, según esas mismas fuentes, la única comprobación que ha ordenado la instructora para avanzar en el esclarecimiento de los hechos, pues hay otra pista que la titular del juzgado cacereño está dispuesta a seguir: la fotocopia del documento que dejó en la recepción del hotel al registrarse la supuesta autora del robo. Por eso, explican, ha ordenado también que se lleve a cabo una prueba antropométrica para comparar esa instantánea con fotografías de la investigada (entre otras, las recogidas en su ficha policial).
Si estas diligencias no permiten corroborar la presencia de los dos imputados en el restaurante Atrio, su defensa, que ejerce la letrada Sylvia Córdoba, tendrá al menos la baza de la duda razonable sobre la identificación para intentar sortear una posible condena cuando, en su caso, se sienten en el banquillo. No obstante, la Policía sí sitúa a ambos en el lugar del robo a través de la geolocalización de unos móviles que, sin embargo, no estaban a nombre de la pareja.
La jueza cree que es «la única diligencia» que acreditaría su participación en el robo de las botellas