El acusado de los abusos en los Maristas ingresará en la cárcel
► El promotor de las denuncias, Manuel Barbero, lamenta que la resolución llegue «siete años tarde»
La Sala de lo Penal del Tribunal Supremo ha ratificado la condena de 21 años y 9 meses de prisión al profesor de los Maristas Joaquín Benítez P. por cuatro delitos de abuso sexual a menores entre 2006 y 2009 y deberá ingresar en la cárcel.
Según una sentencia de ayer miércoles, la Sala ha desestimado los recursos de casación interpuestos por el condenado y por Generali, la empresa que aseguraba a la Fundación para la que trabajaba el profesor, y destacó que no existe posibilidad de recurso.
Así, considera que el acusado cometió un delito continuado de abusos sexuales con la agravación de prevalimiento y que la entidad aseguradora del colegio es responsable civil directa y debe responder por los daños y perjuicios causados.
La Audiencia de Barcelona le condenó en abril de 2019 por cuatro delitos de abuso sexual, dos de forma continuada, y le ordenó indemnizar a las víctimas con 120.000 euros.
La sentencia ahora confirmada también le inhabilita para trabajar como profesor durante 13 años y ocho meses, y le impone una orden de alejamiento de las víctimas.
Los jueces dan por comprobado que el hombre aprovechó su condición de profesor de Educación Física del colegio de los Maristas –donde trabajó de 1999 a 2011– para abusar de cuatro alumnos, en varias ocasiones en una camilla que tenía en un despacho propio y donde les llevaba con la excusa de hacerles masajes ante posibles lesiones.
Además, rechazan el recurso del docente, que apeló al derecho a la presunción de inocencia, y el formulado por la compañía de seguros del colegio, declarada responsable civil directa de las indemnizaciones a las víctimas, que ascendieron a 120.000 euros.
El tribunal considera que las declaraciones de los menores que fueron víctimas han sido corroboradas por «otros elementos de prueba» y que son suficientes para sustentar la condena por delito continuado de abusos sexuales con agravante de prevalimiento.
Los jueces aseguran que la prueba fundamental que ha servido de fundamento a la condena son las declaraciones de las cuatro víctimas, que «fueron detalladas y sin contradicción», y consideran que los informes periciales médicos son elementos de corroboración muy relevantes.
«El patrón de la acción delictiva fue similar. (...) La existencia de un ‘modus operandi’ similar o la realización de los abusos aprovechando circunstancias similares pueden ser, como en este caso, elementos que refuercen la versión de las víctimas», sostiene el tribunal.
Asimismo, destacan que otro elemento de corroboración de los hechos es el informe médico forense realizado sobre el acusado, en el que se destaca como «narcisista, sin ninguna capacidad empática, con una baja afabilidad,
Para encarcelar al acusado Joaquín Benítez faltaba la confirmación del Supremo
una alta predisposición a la dominancia y nula conciencia de anomalía, confesando tener fantasías sexuales similares a las acciones que son objeto de enjuiciamiento».
Finalmente fue determinante la declaración del propio acusado, «no solamente porque ha reconocido los hechos, sino porque tal reconocimiento es una evidencia objetiva de que los abusos denunciados no son una fabulación ni responden a móviles espurios de los menores».
El padre de una de las víctimas que denunció el caso Maristas, Manuel Barbero, valoró que «no hay justicia cuando la justicia tarda casi siete años en dictaminar sobre un pederasta confeso desde el minuto uno».
«No es justicia que se presenten casi 100 denuncias contra diferentes profesores y no haya habido una investigación», añadió en declaraciones a los periodistas tras conocerse el fallo del Supremo.
El también fundador de la asociación Mans Petites criticó que el docente «sea denunciado por 26 víctimas y solo sea condenado por cuatro y, es más, no se escuche al resto de víctimas». Barbero auguró que, ni el docente ya condenado, ni el resto de profesores «pagarán por todo lo que han hecho; la justicia que solo busca castigar al agresor».