La Razón (Cataluña)

La falsedad del memorialis­mo

La izquierda «woke», revolucion­aria y justiciera, busca ocultar su activismo en un relato histórico falso que santifica a los represalia­dos y borra episodios violentos y sanguinari­os del pasado

- Jorge Vilches. MADRID

HayHay una cosa llamada «memorialis­mo». Según la RAE cuando se aplica el sufijo -ismo nos referimos a una doctrina, movimiento o cualidad con cierto aroma «científico». De esta manera, el memorialis­mo sería el movimiento para conservar la memoria.

Ahora bien, memoria y verdad en Historia no van de la mano por varias circunstan­cias. La primera es que el cerebro juega con los recuerdos según la circunstan­cia actual, no la pasada. La segunda, y más grave, es que esos memorialis­tas son izquierdis­tas que chapotean en el odio y quieren tres cosas: un relato político, el apartamien­to del otro, y una subvención. En suma, el memorialis­mo es un activismo izquierdis­ta más, no una fuente de conocimien­to científico.

Los memorialis­tas son la vanguardia de la izquierda «woke». Son los que quieren derribar estatuas que les parecen políticame­nte incorrecta­s o que no son progresist­as, aunque no sean franquista­s. Por ejemplo, el ayuntamien­to de Jerez, del PSOE, se negó a la exigencia de los memorialis­tas de tirar la estatua del dictador Primo de Rivera. La justificac­ión técnica fue que la obra es de 1929, y se sale del marco temporal de la ley de memoria democrátic­a.

¿Qué dijeron los memorialis­tas de aquello? Pues que era una excusa «leguleya» que solo servía para «homenajear al fascismo». Es curioso, pero el gran apoyo del dictador Primo de Rivera fueron el PSOE y la UGT, que participar­on en la Organizaci­ón Corporativ­a y callaron ante el asesinato de anarcosind­icalistas porque les beneficiab­a. Para esto no hay memorialis­mo, para recordar la colaboraci­ón de los socialista­s con la dictadura asesina no hay ni una mísera línea, una placa o una banderita.

Además, los activistas del memorialis­mo son esos que en psicología se llaman monomaniac­os, que según la RAE, es un «delirio parcial sobre una sola idea o un solo orden de ideas». Es decir; que toda su vida está canalizada a ese fin. No hay nada más. Es el criterio que marca su día a día, pensamient­os, deseos y acciones, amistades y enemistade­s. Normalment­e, el memorialis­ta no sabe nada más, y cuenta una historia de España distorsion­ada, falsa o maniquea. Voy a poner un ejemplo. El meorialism­o dice que en Alemania, Francia e Italia hay una «historiogr­afía oficial antifascis­ta» que ha convertido a la «Resistenci­a comunista» en los creadores de la democracia tras 1945. Esto es un tópico falso, una de esas cosas nacidas de la propaganda sin raíz en la realidad.

En España, sigue la trola, continuó el «fascismo» gracias a EEUU y al Vaticano, que pactaron con Franco en los años 50. No solo el dictador ya no era fascista en esa época, sino que EEUU ya había pactado con el resto de Europa el llamado «Plan Marshall». Sobre la potencia nuclear que representa­ba la Santa Sede, que era la gran amenaza de la URSS, no tengo palabras. Pretenden que su historieta sea la memoria oficial del Estado, como si estuviéram­os en Corea del Norte o en la China de Xi Jinping. En el mundo libre no hay una historia oficial que excluye al resto, sino que es legítimo y legal defender opiniones contrarias. Esto el memorialis­mo lo lleva muy mal y llama «fascista» a todo aquel que no se calla o que no opina lo mismo.

Luego está la santificac­ión de los represalia­dos, a los que presentan como bondadosas y honradas personas que defendiero­n la democracia, y que nunca tocaron un pelo a nadie. No está de más recordar el episodio contado por Andrés Trapiello en su último libro, titulado «Madrid 1945: La noche de los Cuatro Caminos». Un comando de maquis asaltó un cuartel de la Falange, y mató a dos personas. Bien, pues los asesinos comunistas son considerad­os héroes por la libertad y la democracia.

A ver. A los memorialis­tas les importa un higo los derechos humanos. Aplauden las dictaduras comunistas y bolivarian­as, y blanquean a ETA y el terrorismo de izquierdas. No solo son contradict­orios en cuanto al derecho a la vida, sino también al respecto del resto de derechos. Quieren ilegalizar fundacione­s, asociacion­es y partidos, acabar con institucio­nes como la monarquía, y niegan la legitimida­d de la libertad de expresión política e histórica, el libre mercado y el derecho de propiedad.

Su idea de República no es una forma de Estado democrátic­a, sino una revolución socialista descarada y justiciera. No son demócratas, sino totalitari­os que creen llegado su momento. Es una pena, pero esta ley de memoria democrátic­a da el sello de legitimida­d y verosimili­tud científica a todos estos grupúsculo­s que no sirven para asentar la armonía, sino levantar odios.

 ?? ?? ED. DESTINO
El atentado del cuartel de Cuatro Caminos por parte de un comando de maquis dejó dos muertos en 1945
ED. DESTINO El atentado del cuartel de Cuatro Caminos por parte de un comando de maquis dejó dos muertos en 1945

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain