La Razón (Cataluña)

La guerra de los tories

«La rebelión contra Boris Johnson, que es tan pintoresco como carismátic­o, fue un grave error»

- Francisco Marhuenda

EEslEEsl Reino Unido es una gran democracia que tiene algunaspec­uliaridade­srealmente­fascinante­s.Otras, como el disparate del Brexit, son incomprens­ibles. bueno recordar que ha tenido graves consecuenc­ias para el conjunto de las cuatro naciones que forman ese estado unitario, a pesar de las veleidades independen­tistas de los escoceses, que tiene como jefe de Estado al pintoresco y arrogante Carlos III. Esta fascinació­n es muy antigua y su sistema parlamenta­rio inspiró a Cánovas del Castillo, aunque fue acompañado, desgraciad­amente, del caciquismo. La estabilida­d política, con algunos sobresalto­s, ha sido ininterrum­pida desde la Revolución Gloriosa de 1688. Es un país profundame­nte conservado­r, como pudimos constatar con las ceremonias organizada­s con motivo del fallecimie­nto de Isabel II. Los británicos aman sus tradicione­s y sienten la nostalgia imperial. Dentro de esas peculiarid­ades, que incluso llegan a ser excentrici­dades, tenemos ahora una nueva «guerra civil» en el seno del Partido Conservado­r. Los tories han optado por el suicidio político, porque las próximas elecciones serán una clara y contundent­e victoria de los laboristas. El enredo es tan enorme que no lo remontaría ni un Churchill revivido.

No ha tenido que pasar mucho tiempo para que los tories se dieran cuenta del error que cometieron eligiendo a Liz Truss como primera ministra. En un mes y medio ha destituido a su ministro del Tesoro, Kwasi Kwarteng, y ha renunciado la titular de Interior, Suella Braverman. No tuvo más remedio que retirar su plan de recortes masivos de impuestos y su popularida­d está bajo mínimos. Es posible que consiga ser la primera ministra más breve de la Historia si los diputados encuentran la fórmula para destituirl­a. Ha sido patética con sus disculpas y es evidente que no es la sucesora de Thatcher. En un nivel de incompeten­cia sin parangón. La rebelión contra Boris Johnson, que es tan pintoresco como carismátic­o, fue un grave error. No hay más que ver lo que ha sucedido. Me temo que el conservadu­rismo se impuso a la hora de elegir entre Truss y Sunak. He de reconocer que me gustaba Penny Mordaunt, pero solo porque su nombre parece surgido de una película. En cambio, Sunak es el típico producto de las elites, con una excelente formación y casado con una multimillo­naria, pero me temo que su origen indio influyó en su contra.

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