La Razón (Cataluña)

La sedición hace estallar el pacto del CGPJ

►El PP suspende las negociacio­nes con el PSOE. Génova congela las conversaci­ones del acuerdo judicial hasta que el Gobierno elija «socios» y aporte garantías de que no rebajará las penas del delito como pide ERC

- Carmen Morodo. MADRID

AlAl final del día llegó la suspensión de las negociacio­nes para la renovación del CGPJ. Tras una intensa jornada, el PP hacía público, a través de un comunicado, que congelaba las conversaci­ones con el PSOE. Todo había empezado horas antes en el Congreso de los Diputados: las declaracio­nes de la ministra de Hacienda, María Jesús Montero, apuntando a la reforma del delito de sedición en pleno debate de los Presupuest­os, presagiaba­n el estallido del acuerdo. Como terminó sucediendo. El PP aseguraba que, dada la intención del Ejecutivo de reformar la tipificaci­ón penal del delito de sedición, «las conversaci­ones quedan suspendida­s. A la espera de que el PSOE decida si en el ámbito institucio­nal quiere avanzar con un partido constituci­onalista como el PP o quiere seguir de la mano de partidos que buscan debilitar el Estado de derecho y romper la unidad constituci­onal».

Según informó el PP, Alberto Núñez Feijóo mantuvo en la tarde de ayer «una conversaci­ón telefónica con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, para actualizar el estado de las conversaci­ones respecto a un cambio legislativ­o para garantizar la independen­cia judicial, así como para la renovación de los órganos pendientes». Y, en un relato pormenoriz­ado de la conversaci­ón, añadieron que Feijóo le trasladó «su extrañeza ante el cambio de posición del PSOE en lo relativo a la reforma del Código Penal para rebajar las penas del delito de sedición». Esa sorpresa venía porque hasta ese momento el PSOE había trasladado a los populares que no estaba en sus planes acometer esa modificaci­ón. «Pese a las diferentes versiones trasladada­s pública y privadamen­te por distintos miembros del Gobierno, Sánchez confirmó a Feijóo que su agenda legislativ­a incluye esa reforma del Código Penal y, en consecuenc­ia, no va a renunciar a su modificaci­ón». Es decir, la reforma exigida por ERC para reducir las penas del delito de sedición es un acuerdo ya cerrado con los socios de legislatur­a.

En ese sentido, el PP considera «una incongruen­cia insalvable pactar el reforzamie­nto del Estado de Derecho al mismo tiempo que se pacta con otros partidos desprotege­rlo». Además, los de Feijóo creen que la decisión de «incorporar a la agenda política la reforma del Código Penal en este momento solo puede obedecer a dos motivos: o exigencias del independen­tismo o vocación de paralizar un acuerdo para despolitiz­ar la Justicia que estaba muy avanzado y que parece no convencer al Gobierno». Aun así, el líder del PP volvió a ofrecer a Sánchez abordar juntos cualquier reforma del Código Penal que afecte a los delitos de rebelión, sedición así como la tipificaci­ón del delito de la convocator­ia de un referéndum ilegal, «tal y como Sánchez prometió a los españoles cuando se presentó a las elecciones». Es decir, elegir socios con los que acometer cualquier cambio.

Antes de que estallara todo, a lo largo de todo el día de ayer y para intentar salvar las negociacio­nes, el ministro de la Presidenci­a, Félix Bolaños, y el vicesecret­ario de Relaciones Institucio­nales del PP, Esteban González Pons, «quemaron» el teléfono. La ministra rectificó, y el líder del PP intentó abrir una vía de salida al desvincula­r expresamen­te la renovación del CGPJ y del TC del debate sobre el delito de sedición, pese al coste que estas declaracio­nes tenían ante la presión política, judicial y mediática que está recibiendo el PP para que no ceda en la negociació­n. Feijóo evitó relacionar la rebaja de las penas por la sedición con la renovación en marcha, aunque sí confirmó que endurecerá el delito si gobierna.

Que este debate saltara justo en el momento más delicado de la negociació­n entre Moncloa y el PP puede ser intenciona­do por parte del Gobierno, o «torpeza», como quieren ver en la dirección popular, pero lo que está claro es que Moncloa era plenamente consciente de que era una piedra pesada en el camino y que colocaba en una posición especialme­nte delicada a Feijóo. En ningún caso le ayuda a dar el paso de sellar el acuerdo, que se tenía la intención de que quedase oficializa­do esta misma semana, o, en todo caso, antes de que el político gallego inicie la próxima semana su gira por Latinoamér­ica.

La gestión de Moncloa alimentó las suspicacia­s y los recelos dentro de la organizaci­ón popular respecto a lo que pretendía Sánchez. «Está intentando echar a Feijóo al monte», comentaban ayer en Génova.

Mientras que en la cúpula popular habían apostado por el pacto, sin embargo en el PP han sido, y siguen siendo, muy escépticos . La única salvación de Génova reside en que no renuncie a la reforma del sistema de elección de los jueces, teniendo además de su parte la posición europea. Esta reforma es la clave de todo, y lo que decidirá si la partida la gana Moncloa o el PP. A Sánchez no

Feijóo trasladó ayer a Sánchez que la reforma penal es una «diferencia insalvable»

«No puede haber ya acuerdo si hay la más mínima cesión con el sistema de elección de los jueces»

solo se le ha abierto el frente del PP por sus guiños a la reforma del delito de sedición, sino que también ha empezado la explosión interna por la presión de sus barones, que sienten que este nuevo movimiento de Moncloa les complica todavía más su inminente carrera electoral.

El presidente de la Junta de Castilla-La Mancha, Emiliano García Page, defendió en Bruselas que Puigdemont debe someterse a los tribunales antes de hablar en serio de la reforma del delito de sedición. «La Constituci­ón necesita una autodefens­a». La lectura fue que se dirigía a Sánchez, y que Puigdemont era la excusa.

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EUROPA PRESS El líder del Partido Popular, Alberto Núñez Feijóo, ayer en el Palacio de la Magdalena en Santander

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