De la Vega toma posesión como consejera del Consejo de Estado
► Destaca la necesidad de unos órganos consultivos independientes para así fortalecer la democracia
María Teresa Fernández de la Vega «vuelve a casa». Así lo definió en su discurso en el Consejo de Estado durante su toma de posesión como consejera permanente. Fue el pasado 13 de octubre cuando anunció su renuncia al cargo de presidenta en el máximo órgano consultivo del Gobierno y por ello, mostró su agradecimiento a todos los trabajadores, funcionarios, y miembros de seguridad que le han acompañado en este camino.
Dijo que para ella era un «día feliz» porque vuelve «a casa», a reencon reencon sus compañeros algo que definió como «el mayor regalo que podría recibir». «Desde este momento me comprometo a trabajar y rendir al máximo, a exprimirme» para poder continuar con
todos los trabajos que están por delante.
Durante su discurso, Fernández de la Vega puso en valor la necesidad de unos órganos consultivos independientes, como el Consejo de Estado para fortalecer la democracia. «Esta es nuestra fortaleza, esta institución está al margen de la refriega política y aquí analizamos cuestiones trascendentales». Destacó también que «aquí caben todos los criterios de pluralidad política y en ningún caso el del sectarismo». Y advirtió: «Una democracia no puede renunciar al pensamiento y entregarse a la ocurrencia, a la cerrazón que impide el diálogo».
La ya expresidenta del Consejo de Estado subrayó la «modernización, transparencia y la colaboración» colaboración» que acometió cuando tomó la presidencia de este órgano consultivo «con el objetivo de poner su papel central en el Estado».
En cuanto a la modernización recordó cómo, al poco tiempo de llegar, tuvo que afrontar el reto de la pandemia de la covid, algo que le hizo darse cuenta de que esa modernización era «más necesaria que nunca». Dio las gracias a todo el equipo que llevó a cabo el proceso de digitalización que permitió entonces poder convocar una comisión permanente tras el primer estado de alarma, algo que se hizo «en tiempo récord».
De la Vega también destacó la transparencia que impulsó en el Consejo de Estado «con el estreno de un portal nuevo, además de haber abierto la institución a la sociedad». Fue con todo ello por lo que presentaron ante los medios las memorias del Consejo «cuyo proceso de regularización hemos albergado» con representantes de varias instituciones, además de decontrarse batir sobre la inteligencia artificial o la «miserable guerra de Putin».
También De la Vega apuntó el valor de la «cooperación» de los Consejos Consultivos de otros países con quienes, desveló, discutieron la publicidad de los dictámenes y descubrieron que todos ellos se enfrentaban a los mismos desafíos: «Tenemos los mismos problemas». También, reconoció, mantuvo contacto con diferentes Consejos de Estado de Latinoamérica y del resto de países. Y sentenció: «Es positivo que la gestión consultiva esté descentralizada». Asimismo, aseguró que, durante todo este tiempo encontró una «enorme colaboración, compromiso y compañerismo de quienes los presiden y pidió el reforzamiento con el resto de órganos». «Se pueden analizar las normas, detectar las deficiencias y los funcionamientos que hay en las administraciones. Contribuimos a mejorar las instituciones y la vida de los ciudadanos».
De la Vega reconoció haber vivido momentos «muy críticos y excepcionales» y tuvo un recuerdo especial para Landelino Lavilla, fallecido en 2020, ya que, afirmó, supuso el «momento más triste» de su mandato al frente del Consejo. «Le seguimos echando de menos», recordó.
«Una democracia no puede renunciar al pensamiento, a la cerrazón que impide el diálogo»
La expresidenta del Consejo se compromete a «rendir al máximo» en su «vuelta a casa»