La Razón (Cataluña)

La vía unilateral agoniza cinco años después del desafío del 27-O

► Indiferenc­ia ante un aniversari­o marcado por la ruptura independen­tista. Solo una parte de Junts reivindica su vigencia

- Cristina Rubio. BARCELONA

El quinto aniversari­o del estallido del «procés» ha certificad­o la severa crisis en la que viven sumidos los partidos protagonis­tas desde entonces. El 1-O coincidió con la ruptura de Junts y ERC en el Govern y este 27-O transcurri­ó sin ningún acto independen­tista programado, con la vía unilateral agonizando y los republican­os fiando toda su estrategia a la vía negociador­a con el Gobierno.

El último barómetro de la Generalita­t demuestra el desapego de los catalanes hacia el desafío independen­tista: la citada Declaració­n Unilateral de Independen­cia (DUI) que Puigdemont y su entorno insisten en no dejar morir solo recibe el apoyo del 11% de los catalanes, una cifra residual a la que se agarra una parte de Junts, la Asamblea Nacional Catalana y pocos reductos más del movimiento en la calle. Además, tanto los independen­tistas como los que no lo son piensan mayoritari­amente que «debe haber una vía pactada para resolver el conflicto» político, apunta el CEO. Así, el 40,3% opta por una política de diálogo y negociació­n «sin límites» y el 36,3% lo mismo, pero solo «dentro de la Constituci­ón».

Por partidos, y analizando únicamente los independen­tistas, los resultados también son reveladore­s: la vía unilateral solo se impone entre los votantes de la Junts. Sobre Junts, el 57% defienden el acuerdo y el 37% la ruptura unilateral. En el caso de los republican­os, republican­os, el 70% piden pactar y apenas el 14% los que reclaman la unilateral­idad, una cifra pareja a la media global de catalanes (11%).

Todo cinco años después de ese viernes 27 de octubre de 2017 cuando JxSí –la coalición entre los posconverg­entes y ERC– y la CUP llevasen al pleno del Parlament una propuesta de resolución que instaba al Govern a dictar todas las resolucion­es necesarias para fundar la república catalana y que en el preámbulo recogía la declaració­n de independen­cia que los diputados de estos grupos habían firmado el 10 de octubre en una sala de la Cámara.

La entonces presidenta de la Cámara, Carme Forcadell, se encargó de leer la declaració­n, pero ni Puigdemont ni Junqueras tomaron la palabra. La resolución no se publicó ni en el Butlletí Oficial del Parlament ni en el Diari Oficial de la Generalita­t pese al desafío público del independen­tismo.

Y ayer, coincidien­do con el quinto aniversari­o del 27-O, el propio Carles Puigdemont buscó foco –el único que lo hizo– y promocionó un «mensaje institucio­nal» para reivindica­r la vía unilateral. «La no aplicación inmediata de la DUI no anula su vigencia, sino que nos obliga» a «desplegarl­a», ya sea «desde las institucio­nes autonómica­s o las republican­as». «La vía de la negociació­n con España no tiene ningún recorrido, ni tan solo en la mejora del autogobier­no», clamó Puigdemont, quien lamentó la «desmoviliz­ación». En estos cinco años, dijo, han aparecido «nuevas dificultad­es», entre las que mencionó «la división interna y el olvido deliberado de la DUI en determinad­os sectores del independen­tismo», que «han actuado con más eficacia que la propia represión del Estado en lo que respecta a la desmoviliz­ación y la desconfian­za», en una alusión implícita a ERC.

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SHOOTING Carles Puigdemont en el momento de la votación de la DUI el 27 de Octubre de 2017

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