Subvencionamos a los chinos
Los fabricantes chinos de automóviles se parten de risa y se frotan las manos con el sistema de subvenciones establecido por el Gobierno de Sánchez para promocionar el achatarramiento de coches viejos y cambiarlos por nuevos. Estas ayudas están contempladas en el Plan Moves, que ha sido duramente criticado por todos los fabricantes españoles. Y tienen razón. Porque resulta que las ayudas a la compra de un coche nuevo en este plan están condicionadas a que el coche adquirido sea eléctrico. Y aunque las factorías españolas están produciendo en muchos casos automóviles de este tipo, la mayoría de lo que sale de nuestras cadenas de montaje continúa siendo vehículos con motores de combustión interna. Pero no importa que las empresas que representan aproximadamente la décima parte del PIB nacional protesten por este contrasentido porque, en cambio, los chinos están encantados. Ellos son los principales productores de baterías y están desembarcando con muchas marcas en el mercado español. Y aquí se encuentran que el Gobierno, en lugar de proteger la producción nacional, paga miles de euros a los clientes que adquieran sus coches eléctricos, facilitando de este modo su penetración en el mercado nacional a costa de que vendan menos los que tienen aquí sus plantas con miles de puestos de trabajo. Es necesario que, cuando se acaben los fondos actuales y se diseñe un nuevo plan de actuación, el Gobierno se siente con representantes de Anfac, que son los que verdaderamente entienden, para diseñar un proyecto coherente y eficaz. Aunque estos dos adjetivos sean incompatibles con el actual Gobierno.