Cuánto le gusta provocar (y qué bien lo hace) a Despentes
► Publica una obra que oscila entre distintos géneros donde no falta el humor y que cuenta con los personajes que suelen poblar su producción
Una mujer con cuarenta años y en pleno desasosiego que trabaja en una agencia de detectives privados, una adolescente de buena cuna desaparecida y una trotamundos lesbiana que participa en la investigación son los personajes de este mundo a la deriva que describe, con mucha ironía, Virginie
Despentes en su obra ganadora del Premio Reanudot. ¿Se trata de una «novela blanca», una «road movie» distópica, un thriller o una obra policiaca que respeta las leyes del género, con crímenes e investigadores, y su retorcida versión de un Sherlock Holmes interpretado por «la Hiena» –en el papel de detective asesor– y una Lucie condenada a ser Watson? Todo lo dicho es lo que encontramos en «Apocalipsis bebé» junto a todos los tics vitriólicos de Despentes: su avidez por las escenas destinadas a escandalizar a la burguesía, su forma irónica de describir a las lesbianas como una suerte
suerte de superheroínas y su completo dominio del idioma en todos sus registros, al servicio de un estilo eficiente y sin efectos secundarios. Encontraremos una acusación y, lo que parecen ser episodios periféricos, serán elementos incriminatorios destinados a iluminar la reversión final que volverá la historia del revés como un calcetín. Una bofetada memorable hecha libro en la que, además de bandas de hardcore y estudiantes burguesas, descubrimos una sucesión de retratos cínicos y certeros con una hábil alternancia de sus respectivos puntos de vista, sin olvidar la dimensión sociológica y el humor con que Despentes sabe dotar a cada una de sus entregas.