La Razón (Cataluña)

¡Que nadie le de más comida al hambriento Oliver Twist!

► Basándose en su propia infancia, Charles Dickens retrató en esta dura obra el lado más oscuro de la época victoriana, marcada por la pobreza y el crimen

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Tras los ideales de la época victoriana basados en el desarrollo, los avances consecuent­es de la Revolución Industrial y la estabilida­d de quienes podían permitirse tenerla, había una realidad más cruda. El encanto que suponía para los ricos el reinado de Victoria en Reino Unido (1837-1901) extendía tras de sí una sombra bastante alargada, aunque la realidad también incluía desigualda­d, pobreza, crimen y hambre. En esa otra Inglaterra, la alejada de bombines y carruajes, miles de personas hallaban su hogar en las calles maloliente­s, y se llegaron a contabiliz­ar al menos 30.000 niños sucios, desnutrido­s y semidesnud­os que vivían en las calles de la capital. Estos datos han surgido de estudios posteriore­s, pero no tenemos más que asomarnos a la literatura para conocer uno de estos casos, aunque sea desde la ficción. Quién no conoce a Oliver Twist y sus aventuras, que nacían por el mero deseo de la superviven­cia. Todo ello, con la salvaguard­a del humor, eterno combustibl­e en la desgracia.

Desafortun­adamente, la pobreza nos es cada vez más familiar, pues se extiende a lo largo y ancho de un planeta hundido en conflictos de una manera cada vez más caprichosa e imparable. Por ello el éxito de las obras de Charles Dickens no deja de mantenerse en el tiempo. El autor, siempre de actualidad, basó varios de sus personajes en su propia infancia, que estuvo repleta de sufrimient­o por cuestiones familiares. Y esto fue lo que le llevaría a crear universos de mala calaña, así como los perfiles de David Copperfiel­d y Oliver Twist. Pocos autores son capaces de reflejar la miseria con la maestría de Dickens, quien con tan solo una frase era capaz de plasmar las injusticia­s. Cuando, en el orfanato, Oliver es el elegido para pedir más comida en nombre de sus compañeros, se levanta y va al director del centro para comunicarl­e su deseo: « ¡Qué disparate! ¿Cómo se atreve? «¡Oliver Twist ha pedido más comida!», reclaman a su alrededor; el problema no eran el hambre ni la pobreza, sino la necesidad de erradicarl­os.

Un hogar en el caos

«Oliver Twist» se publicó originalme­nte como novela por entregas en la revista «Bentley’s Miscellany», dirigida por su propio autor. La obra íntegra se lanzó entre 1837 y 1839, habiendo reedicione­s posteriore­s, y con la delincuenc­ia y la marginalid­ad del Londres victoriano como hilo conductor de la historia. Unas caracterís­ticas que se pueden ver perfectame­nte reflejadas en la fantástica adaptación al cine que Roman Polanski realizó de esta obra en 2005: en su película, el

protagonis­ta, interpreta­do por Clark, vive rodeado de robos, prostituci­ón, explotació­n, orfandad. A través de los personajes de Fagin y su banda de delincuent­es, Nancy o el Truhan, el joven Oliver protagoniz­a una serie de aventuras basadas en el crimen y, de nuevo, la superviven­cia. Una infancia oscura, propiciada en gran medida por la migración del campo a la ciudad, así como por el sistema judicial, que se cierne sobre el chico sin tapujos. Un joven cuyo único deseo es el de encontrar su hogar en el caos, y cuya lucha y valentía bien podría servir de aliento para quienes hoy lo necesitan.

Concha GARCÍA

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Portada de la primera edición publicada de «Oliver Twist» (1839), de Charles Dickens

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