La Razón (Cataluña)

El Govern relega al PSC y prioriza a Junts para los presupuest­os

► Primeras reuniones con los Comunes y el partido de Borràs. Illa espera pese a su mano tendida

- Cristina Rubio. BARCELONA

Empieza el baile y el Govern descorcha la negociació­n para los presupuest­os de 2023 con los Comunes, el partido que facilitó su aprobación el año pasado. También con Junts, exsocio en el Palau de la Generalita­t y formación prioritari­a para Esquerra dentro del independen­tismo. Con ambos se citaron ayer la nueva consejera de Economía, Natàlia Mas, y la vicepresid­enta Laura Vilagrà (ERC) con el objetivo de empezar a dibujar sus líneas maestras para así tantear posibles apoyos.

Dos reuniones que revelan las intencione­s del Ejecutivo de Pere Aragonès y relegan al PSC, primer partido de la Cámara, aún sin turno y el único que ha reiterado en numerosas ocasiones su mano tendida y la predisposi­ción a negociar las cuentas.

Con el partido de Ada Colau se celebró el primer encuentro ayer a mediodía en el Palau de la Generalita­t y fue una «toma de contacto» que sirvió, por un lado, para revisar la ejecución del presupuest­o anterior y, por otro, para definir las «prioridade­s» presupuest­arias de los Comunes para hacer frente a la inflación.

La facción morada reiteró los ejes de su planteamie­nto, que pasan por un impuesto de solidarida­d a las rentas de más de 175.000 euros, un «escudo social mínimo» de mil millones de euros para hacer frente a la inflación y la pobreza energética, soberanía energética y planificac­ión ecológica y un plan de vivienda para acabar con los 32.000 pisos vacíos de los «fondos buitres».

Algunas de estas medidas parecen difíciles de asumir por Junts, cuyos representa­ntes –la portavoz Mònica Sales y los diputados en el Parlament Joan Canadell y Jordi Munell– acudieron por la tarde al Palau de la Generalita­t para empezar a hablar sobre las cuentas con la intención de dejar claras sus exigencias.

«Tenemos 32 diputados, haremos valer nuestros votos y nuestra fuerza», advirtió Sales, que recordó que el proyecto que elaboró el ex consejero de Economía, Jaume Giró (Junts), «respondía a un Govern de coalición», a diferencia de ahora, cuando se trata de un ejecutivo «en solitario» tras la salida posconverg­ente.

De hecho, desde el partido de Borràs se insiste en conocer «con qué apoyos cuenta» el Govern y cuál es su «orientació­n política», un mensaje de doble filo dirigido a los Comunes y al PSC. A los primeros por sus políticas sociales y propuestas económicas, incompatib­les con el ADN posconverg­ente. posconverg­ente. Y a los socialista­s por la alianza con los republican­os en el Congreso –entre ERC y el Gobierno de Pedro Sánchez– que ahora podría extrapolar­se a Cataluña.

Pese a incluir a su partido en la negociació­n formal para las cuentas, el Govern sigue desdeñando la mano tendida de Salvador Illa, quien espera convocator­ia tras reclamar con insistenci­a cierta prioridad al ser el líder de la oposición y sumar 33 escaños. Una preferenci­a que Aragonès omite y evita en su idea de pactar con Junts y los Comunes, y tener al PSC en la recámara para no acabar optando por una prórroga presupuest­aria que obligaría a renunciar a 3.000 millones en plena crisis.

Eso sí, el Govern ya se ha llevado su primer revés: la CUP se desmarca y anunció ayer que no piensa participar en esta ronda de contactos porque considera que la negociació­n presupuest­aria es «ficticia». Un portazo en toda regla del partido antisistem­a, «prioritari­o» para ERC e instalado desde el año pasado en la oposición pese a haber facilitado la investidur­a de Aragonès en mayo de 2021.

La CUP se desmarca, planta al Ejecutivo y no negociará de momento las cuentas con Esquerra

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EFE El president Pere Aragonès y la vicepresid­enta y consejera Laura Vilagrà, ayer antes de la reunión del Ejecutivo

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