La Razón (Cataluña)

Un camino tortuoso con alto coste electoral

Una única candidatur­a igualaría los resultados de 2019

- LORENTE FERRER

Las lecciones de la historia, incluso la reciente, son tremendame­nte esclareced­oras. La división de la izquierda en Andalucía en dos candidatur­as, la liderada por IU, apoyada por Podemos, y la otra encabezada por Teresa Rodríguez, les ha costado seis escaños. Si se hubiesen presentado de forma conjunta sus escaños hubiesen pasado de siete a 13 y el mapa político andaluz hubiese cambiado. El PP no hubiese alcanzado en solitario la mayoría absoluta y Vox se erigiría en árbitro de la situación. Por lo que el PP andaluz debe su mayoríaabs­oluta,ademásdeas­ubuenhacer, también a la torpeza de la izquierda ignorando la ley D´Hondt. Al margen del cálculo de escaños, las candidatur­as izquierdis­tas tuvieron en su conjunto un retroceso de 3,9 puntos y una reducción de 136.914 votantes con respecto a las autonómica­s de 2018. La tormenta perfecta; menos votantes y fragmentac­ión de candidatur­as.

Estas diferencia­s trasciende­n a Andalucía y son extrapolab­les a nivel nacional. Nos encontramo­s con estos dos hechos caracterís­ticos; retroceso electoral y división que amaga con hacer saltar por los aires la coalición Unidas Podemos; por un lado IU, por otro Podemos y un tercer elemento populista, la postulante Yolanda Díaz.

El camino recorrido por UP desde las elecciones de noviembre de 2019 ha sido tortuoso tortuoso y costoso electoralm­ente. En la encuesta de LA RAZÓN del pasado mes de octubre la expectativ­a de voto de la coalición era del 9,7% de los votos, frente a los 12,9% obtenidos en las elecciones. Su caída era de 3,2 puntos. En número de votantes su retroceso era de 700.000 electores, al pasar de 3,1 a 2,4 millones de votos. En escaños la caída era de 9/11 diputados, diputados, al pasar de los 35 a una horquilla de 24/26.

Los morados e IU concurrier­on por separado en 2015. En la repetición de 2016 los morados lograron convencer e incorporar a IU a su coalición electoral. Transcurri­dos seis años, uno de los socios da muestra de incomodida­d. Se trata de IU que ahora se siente más fuerte que en 2015, o al menos ya superior a los morados.

En el caso de candidatur­as separadas, como sucedió en 2015, la expectativ­a de escaños de Podemos por un lado e IU por otro serían muy bajas, menores que en las últimas encuestas. En el supuesto de que se repartiera­n a partes iguales sus actuales 2,4 millones de votantes, cada candidatur­a podría aspirar únicamente a cinco escaños. Sucedió en las generales de 2004, en las que IU obtuvo 1,3 millones de votos y tan solo 5 escaños. Si mantienen la marca UP podrían tener ahora mismo 24/25 escaños. La ley D´Hondt es implacable. Salvo las elecciones al Parlamento Europeo, en donde solo hay una circunscri­pción, en las elecciones generales nos encontramo­s con 52 circunscri­pciones provincial­es. El sistema electoral deja de ser puramente proporcion­al en aquellas provincias cuyo número de escaños es de 6 o inferior, pues normalment­e todas las candidatur­as que no superasen el 15% de los votos tendrían pocas posibilida­des de obtener representa­ción, y dependería de los restos entre los grandes partidos de ámbito nacional, así como los de mayor entidad en determinad­os territorio­s.

Únicamente la izquierda a la izquierda del PSOE tendrá opciones de igualar los resultados de 2019 con una única candidatur­a y liderada por la mejor valorada. Tanto los votantes de UP, PSOE y el electorado en general sitúan a Yolanda Díaz como la mejor puntuada, según el CIS. Además es la única aprobada por los votantes del PSOE, que la colocan a tan solo 13 centésimas de Sánchez. Por lo que debería preocupar a los socialista­s.

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