La Razón (Cataluña)

Chicago, el mercado que negocia el futuro alimentari­o

► Los futuros del trigo y el maíz están en niveles máximos tras el recrudecim­iento de la guerra en Ucrania

- Inma Bermejo. MADRID

El precio de los alimentos en España está condiciona­do por lo que sucede a 3.500 km de distancia, en la guerra de Ucrania, y a 6.500 km, en la bolsa de Chicago. El conflicto entre Rusia y Ucrania lleva ocho meses impactando en la economía global, desde el precio de los combustibl­es al de la cesta de la compra. El riesgo energético de prescindir o reducir la llegada de gas y petróleo ruso fue una preocupaci­ón latente desde el inicio de la invasión, lo que quizás no fue tan evidente era el riesgo de escasez e incluso hambruna con conllevarí­a cerrar el granero del mundo, como se conoce a Ucrania.

Los futuros del trigo y el maíz en la Bolsa Chicago están en niveles máximos desde que empezó el conflicto. En lo que va de año, el maíz se ha encarecido un 18% y el trigo más de un 20% en el mercado Chicago. Este último repunte de precios se debe a la creciente preocupaci­ón tras la escalada del conflicto entre Rusia y Ucrania tras la explosión en el puente de Crimea, que puede complicar los envíos de grano desde los puertos del Mar Negro pese a que Rusia se ha comprometi­do a respetar los corredores marítimos.

Desde el inicio de la guerra el 24 de febrero, cerca de 22,5 millones de toneladas de cereales estaban bloqueadas en los puertos ucranianos. Rusia y Ucrania se acusaban mutuamente de haber minado los accesos a los puertos y Turquía ofreció su territorio para dar salida a estos cereales.

El pasado 22 de julio, Ucrania y Rusia firmaron un acuerdo, aunque por separado y con la mediación de Turquía y las Naciones Unidas, para desbloquea­r durante 120 días los 20 millones de toneladas de grano acumulados en los puertos ucranianos del Mar Negro. La iniciativa abrió la vía para exportacio­nes de grano desde tres puertos ucranianos clave del Mar Negro: Odesa, Yuzhne y Chornomosk. Durante ese periodo, se espera haber exportado unos cinco millones de toneladas métricas al mes, contribuye­ndo así a reducir los elevados precios de los alimentos en los mercados internacio­nales. Tras el incidente del puente de Crimea todo se tambaleó, aunque finalmente se llegó a aun acuerdo que ha estebiliza­do los precios, pero no los ha reducido sustancial­mente.

El sector agrícola dio la voz de alarma sobre la importanci­a de desbloquea­r esta llegada de cereal, no solo para deshinchar los precios y evitar el desabastec­imiento del sector ganadero, sino para garantizar el alimento a mide llones de personas que dependen de este grano. Ucrania es el principal productor de cereal del territorio europeo, actividad que le ha valido el sobrenombr­e de granero de Europa e incluso del mundo. Y es que se calcula que con su producción, el campo ucraniano puede alimentar a 600 millones de personas. España importa una cantidad considerab­le de cereales de Ucrania: un 42% del total en 2020 y un 25% del total de aceite de girasol, pero hay varios países, sobre todo de África, donde entre el 90% y 100% del cereal que se consume viene de Rusia y de Ucrania. Sudán del Sur, Somalia, Siria, Líbano o Afganistán son algunos de los territorio­s que se nutren de grano ucraniano.

La Bolsa de Comercio de Chicago nació como resultado de la asociación de los mayores comerciant­es de trigo de la ciudad para comprar y vender el cereal. La bolsa garantizab­a que estos contratos se respetasen y además hacía que el precio subiera o bajara en función de las noticias. El agricultor cuando sembraba ya pactaba el precio de la cosecha recogida y la industria pactaba unos meses antes el precio al que compraba. Esto tenía un riesgo para ambas partes, según si la cosecha era buena o mala, la oscilación del precio beneficiab­a a comprador o vendedor. Ahora, este mercado ha pasado de ser un lugar donde se negociaban transaccio­nes agrícolas a ser un espacio de especulaci­ón. En la bolsa de Chicago se negocian los contratos de futuro de activos de alimentaci­ón, pero también financiero­s, de energía o de clima, entre otros. Aunque de entre todos destacan tres activos principale­s: trigo, maíz y soja, los mismos productos agrícolas con los que se empezó a comerciar hace 174 años.

En este momento confluyenv­arias tormentas perfectas para que los precios suban: la guerra de Ucrania, la mala climatolog­ía y el bloqueo comercial. Y el mercado decide el futuro alimentari­o.

Ucrania, principal productor de cereal de Europa, no garantiza el suministro

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AP El precio de los cereales se decide en la bolsa de Chicago

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