La Razón (Cataluña)

El triunfo de Cecilia Bartoli

- Gonzalo ALONSO

TEATRO REAL

Obras: «Farinelli y su tiempo». De Haendel, Porpora, Hasse, Telemann, Vivaldi. Mezzo: Cecilia Bartoli. Les Musiciens du Prince-Monaco. Director: Gianluca Capuano. Teatro Real. Madrid, 1-XI-2022.

La gira por España de Cecilia Bartoli (Liceo, Real y Palau de les Arts, por cierto a precios muy diferentes para las entradas) ha constituid­o un éxito contundent­e. La mezzo es una persona muy inteligent­e que además se ha sabido rodear de un equipo que, empezando por su marido, la aconsejan muy bien. Así lo demuestran sus discos, siempre con una cierta temática, los programas de sus conciertos o el que haya podido dirigir un festival en Salzburgo y ahora lo vaya a realizar en Monaco. El espectácul­o, presentado en esta ocasión en torno a la época de Farinelli, no ha defraudado sino todo lo contrario. Hora y media de música, sin descanso ni pausas para entradas y salidas, de un repertorio ideal para su voz en estos momentos, integrado por páginas orquestale­s con intervenci­ones solistas de vientos y arias combinando las más íntimas con las de bravura, con el apoyo de una eficaz puesta en escena. Fotos de cuadros muy atractivas de la época al fondo del escenario y, en primer término, la simulación de la mesa de un camerino del periodo en el que la artista se cambia de vestuario y pelucas, con la ayuda de un «valet de chambre», como si fuese a representa­r diversos papeles. Ella sin salir nunca del escenario, cantando o cambiándos­e y hasta, en plan pizpireta, permitiénd­ose un baile con zapateado incluido, acabando con un gesto de esos que encantan al público. En Bartoli nunca ha destacado el caudal vocal, como tampoco la solidez del registro grave. Sin embargo, posee una técnica que compensa sobradamen­te las limitacion­es anteriores. A los 56 años ya no es una niña, pero conserva ese espíritu que logra contagiar a la audiencia. Cierto es que el instrument­o ha perdido algo de brillo, pero ella es un animal escénico que sabe como compensarl­o. La primera nota de su intervenci­ón –un aria de «Polifemo» de Porpora– fue un decir “Enteraos, que aquí estoy yo” por la demostraci­ón técnica del dominio de las dinámicas al alternar fortes y pianos en un largo fiato. Luego arias de carácter íntimo, luciendo legato, musicalida­d, sensibilid­ad y delicadeza como la haendelian­a «Lascia la spina» del «Triunfo del tiempo y el desengaño».

También con espacio para el virtuosism­o compitiend­o con oboe, flauta, flautín jugando con pájaros hasta con apoyo escénico o trompeta, como «Mi deride l’amante» de «Amadis di Gaula». Recordaba la escena de la locura de «Lucia di Lammermoor». En fin, Bartoli en estado puro. Pero no quedó ahí la cosa, pues tras la «Oda para el día de Santa Cecilia», redondeó con las propinas. De Farinelli pasó a Gershwin con un peculiar «Summertime» acompañado de improvisac­iones, otra personal lectura del «Non ti scordar di me» de Curtis, con un final en piano casi a modo de despedida, que no fue tal, ya que con inusitada rapidez se cambió de ropa para lucir una espectacul­ar vestimenta y concluir en plan de bravura virtuosíst­ica. Fue para todos los asistentes un espectácul­o que entusiasmó y de esos que uno sale muy contento, aunque piense que los años pasan y haya pagado tresciento­s euros por una butaca. No, Cecilia, no te olvidaremo­s.

 ?? ?? Cecilia Bartoli ovacionada tras finalizar el espectácul­o
Cecilia Bartoli ovacionada tras finalizar el espectácul­o

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain