La Razón (Cataluña)

Del chiringuit­o a Mayte Commodore

Se trata de Dionisio Hernández Gil, propietari­o del Grupo Trocadero, que triunfa en la Costa del Sol

- Amparo de la Gama. MARBELLA

ElEl renacer de Mayte Commodore, el restaurant­e que fue el punto neurálgico de toda una época en Madrid, es ya una realidad, que va de la mano de Dionisio Hernández-Gil, el gurú de la gastronomí­a de la Costa del sol, que ha marcado un antes y un después en su manera de concebir el mundo de la hostelería. En una entrevista que mantiene con LA RAZÓN, el empresario matiza, que seguirá manteniend­o el local como el icono que fue en la capital de España: «Abriremos el Trocadero Commodore en Madrid, manteniend­o la misma filosofía que le imprimió Mayte. Nuestro grupo ha firmado un contrato por 20 años, y vamos a seguir impregnánd­olo de esa misma esencia cultural, que un día supo darle su anterior dueña. De hecho, en nuestros locales de la Costa del Sol ya tenemos desde hace años, abierto el espacio de los Encuentros Culturales, con tertulias por las han pasado personajes del mundo de la judicatura, literatura o la aristocrac­ia. La última Almudena Arteaga, duquesa del Infantado, el juez Godino, o el entrenador nacional de baloncesto, Sergio Scariolo», remarca Dioni.

Si en el antiguo Commodore fueron actores internacio­nales, como Anthony Quinn, Charlton Heston o Ava Gardner, y políticos y artistas españoles, como Juan Domingo Perón y Lola Flores, los que pasaron allí largas veladas, ahora se pretende que las nuevas generacion­es culturales, también pasen por este templo madrileño. Hernández- Gil, siempre se ha significad­o por su particular mecenazgo mecenazgo en el mundo cultural en sus locales: desde apuestas por festivales musicales, léase Trocadero Sotogrande, a las tertulias de Trocadero Arena con los Encuentros Culturales. «Somos consciente­s, que el Mayte Commodore tiene un encanto único. Ella fue una mujer valiente y con mano izquierda, que dejó un poso, que vamos a mantener intacto. Aunque evidenteme­nte innovaremo­s dándole las señas de identidad, que tienen todos los restaurant­es de nuestro grupo, donde mi hermano Fernando, se encarga de su estética, y anteriorme­nte lo hizo Lorenzo Queipo de Llano. Pero vamos a respetar lo esencial y legado de esta institució­n».

Mayte y el Rey

Todo está en marcha ya para que, en el primer trimestre del año 2023, Trocadero Commodore, abra las puertas de su nuevo restaurant­e en el número 5 de la plaza de la República Argentina. En este mítico espacio, se fraguó en su día, el nombramien­to de Juan Carlos de Borbón como sucesor al título de Rey y Manuel Fraga celebró el convite de boda su hijo. A su entonces dueña, María Teresa Aguado, conocida como «Mayte del Commodore», la denominaba­n «la rara avis», en el sector gastronómi­co. Pero ella nunca se equivocó en esos tintes renovadore­s que le dio al local. Jesús María Amilibia, columnista de LA RAZÓN, describe este espacio con nitidez: «Cada época tiene su lugar, el templo donde las almas beben, conspiran, chismorrea­n y celebran. Mayte Commodore, solo Mayte para los habituales, era epicentro de las intrigas políticas y a la vez moqueta a media luz de las estrellas. Allí se casaban los

hijos de los ministros franquista­s, los aristócrat­as y la flor de la intelectua­lidad. Allí comían y bebían todos lo que pintaban algo en este país. Allí podías ver en un solo día a Perón, Ava Gardner, Luis Miguel Dominguín, Fraga, Raquel Welch, El Cordobés, Felipe González, Lola Flores, Alfonso Guerra, Charlton Heston, Adolfo Suárez, Carrero Blanco, José Solis, Santiago Carrillo, Marujita Díaz, Emilio Romero, Carmen Sevilla, Antonio Gala, Sara Montiel. Un cóctel de folklórico, políticos, Opus Dei, artistas, musas de la Transición, buscavidas, celestinas y banqueros que quizá ya nunca se vuelva a dar. Era, pues, el caladero al que íbamos a pescar los reporteros, aunque María Teresa del Carmen Aguado, Mayte, tabernera montañesa ya encumbrada, contaba poco. Mayte era la confidente de todos que nunca revelaba confidenci­as de nadie. Te podía dar una pista, nada más. O contar anécdotas triviales. Cómo Esther Williams le había pedido que le enseñara a cocinar sus costillas con patatas para contentar a su marido, Fernando Lamas», recalca Amilibia.

«Niño, a los bares, no»

Y en esa misma onda de virtudes innovadora­s, se mueve Dionisio Hernández-Gil, Dioni, como le llaman muchos amigos, que iba para abogado y le dio un buen disgusto a su padre haciéndose ‘tabernero.’ El prestigios­o arquitecto Dionisio Hernández Gil, le dijo a Dioni a los 21 años, cuando cursaba segundo de Derecho y montó su primer bar en Madrid: «Niño, que yo no quiero que te dediques a los bares. Ya lo sabes». Y ahora, Don Dionisio estaría muy orgulloso de que su hijo haya ido erigiendo todo un emporio empresaria­l millonario, que pasa por diez locales de moda, en distintos puntos de España. Un grupo líder en la Costa del Sol, donde emplea a casi mil personas. Y donde se sirven platos para todos los gustos y paladares. Era el preferido de la fallecida duquesa de Alba, y hoy lo sigue disfrutand­o su hija Eugenia Martínez de Irujo, los Hohenlohe, Tita Thyssen comiendo con su hijo Borja, Ronaldo y Georgina, Antonio Banderas y su novia o José María Aznar y Ana Botella y hasta José Luis Rodríguez Zapatero. Dicen que Dioni, se parece a su primo Antonio Hernández-Mancha, en lo disciplina­do que es, y a su prima Eugenia Silva, la modelo internacio­nal casada con Alfonso de Borbón, en el «charmant» que ambos poseen. ¿Han encontrado ya las similitude­s con el antiguo Mayte Commodore?

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LA RAZÓN Dionisio Hernández-Gil, en el Trocadero de Estepona

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