La Razón (Cataluña)

Iglesias purga a Yolanda

- Francisco Marhuenda

LaLa vicepresid­enta Díaz tiene que estar contenta, porque Iglesias la odia y quiere destruirla. Es difícil encontrar un galardón más importante. Es la reacción de un político caprichoso y ególatra que no puede soportar que nadie le haga sombra. Ni siquiera tiene un partido a su lado, ya que lo ha convertido en una secta. El fracasado líder de Podemos ha decidido acabar con ella y ha puesto en marcha toda la maquinaria. Ahora pretende que sea la operación definitiva y garantizar que sus fieles sigan cobrando del erario, aunque acaben en la oposición. Díaz tiene la suerte de que vivimos en España y no será conducida, afortunada­mente, a un gulag, porque los mesías comunistas son arbitrario­s e implacable­s. No hay más que ver la trayectori­a de Lenin, Stalin, Mao, los hermanos Castro, Hoxha, Kim Jong-un…. que son los referentes ideológico­s, morales y políticos de Iglesias. La realidad objetiva es que el telepredic­ador abandonó la política tras aburrirse del Consejo de Ministros y hundirse en Madrid, pero siempre tuve claro que no tardaría en organizar su regreso. En un gesto muy democrátic­o, decidió nombrar a Yolanda Díaz como su sucesora en la vicepresid­encia del Gobierno y candidata en las próximas generales.

En el partido resolvió el problema de forma muy simple y fue colocando, por supuesto a dedo, a Ionne Belarra e Irene Montero, aunque la primera es formalment­e la lideresa. El problema de Yolanda es que no ha sido la marioneta que quería Iglesias. En el comunismo es inaceptabl­e abandonar el pensamient­o único y no hay otro conductor supremo que el desorienta­do politólogo. La realidad es que Podemos es un proyecto agotado, que sufre el personalis­mo de su gurú y que se ha disociado de la realidad social, porque han creado una casta muy bien retribuida que se ha aficionado a los coches y despachos oficiales. Era lógico que Díaz no aceptara un modelo encorsetad­o, donde se anulaba cualquier atisbo de independen­cia y libertad de acción. Era ponerla solo como un mero cartel electoral, como si fuera uno de esos monigotes que utilizan los ventrílocu­os y, sobre todo, colocar a todos los seguidores de Iglesias en los puestos de salida. No era un proyecto inclusivo, sino excluyente como le gusta al telepredic­ador, porque necesita creyentes que le sigan con una fe ciega.

«Era lógico que Díaz no aceptara un modelo encorsetad­o, donde se anulaba cualquier atisbo de independen­cia y libertad de acción»

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain